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La aparición de la variante Delta

El avance de la pandemia de COVID-19 ha llevado al surgimiento de la nueva cepa dominante.

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Más de un año y medio después desde el inicio de la pandemia COVID-19, las preocupaciones sobre el virus permanecen.

Una de las principales razones ha sido el desarrollo y posterior aparición de la variante Delta.

Identificada por primera vez en India a fines de 2020, la variante se extendió rápidamente a través de ese país, luego a Gran Bretaña y otras partes de Europa, hasta llegar finalmente a los Estados Unidos.

En julio de 2021, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró  la variante Delta como la cepa dominante del coronavirus en Estados Unidos.

Qué sabemos de la variante Delta

La variante Delta representa más del 99% de los casos positivos de COVID-19 rastreados en el país, según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).

El CDC afirma que la variante Delta es al menos dos veces más contagiosa que la variante Alpha, e incluso más transmisible que las variantes anteriores del virus.

"Hay algunos estudios que muestran que la variante Delta puede ser más pegajosa, por lo que puede adherirse mucho más a las células", explicó la Dra. Denise Johnson, médica general interina del Departamento de Salud de Pensilvania, sobre por qué ese puede ser el motivo.

"Además, las personas que tienen la variante Delta parecen tener una mayor carga de virus... mucho más virus para transmitir", agregó.

Más datos sugieren que la variante Delta podría causar una enfermedad más grave que las variantes anteriores.

Esto es especialmente cierto para la población no vacunada.

"Una cosa que es realmente importante saber es que tenemos un pantano de personas no vacunadas, y es allí donde el virus continuará multiplicándose", comentó la Dra. Johnson.

Las personas no vacunadas siguen siendo la mayor preocupación y riesgo de transmisión, quienes tienen más probabilidades de infectarse y posteriormente transmitir el virus.

La vacunación, clave para ralentizar su expansión

“Tenemos que seguir vacunando a más gente”, dijo la Dra. Johnson.

A pesar de la posibilidad de que una persona que esté completamente vacunada se infecte, lo que se conoce como infecciones progresivas, vacunarse sigue siendo la defensa más eficaz contra las infecciones, las enfermedades graves, las hospitalizaciones y la muerte.

Los datos del CDC han informado que, si bien las infecciones progresivas también pueden ser contagiosas, las personas infectadas completamente vacunadas tienen menos probabilidades de desarrollar una enfermedad grave, ser hospitalizadas o morir que aquellas que no están vacunadas.

Además de que las vacunas son la mejor manera de frenar la propagación de COVID-19, también son la forma más eficaz de disminuir la probabilidad de que se desarrollen nuevas variantes.

"Cuantas más personas se vacunen, menos espacio habrá para que el virus continúe multiplicándose", explicó la Dra. Johnson.

"A medida que el virus se multiplica, es más probable que mute, y así es como obtenemos nuevas variantes", agregó.

Si bien ya se ha puesto en marcha la operativa para que determinados colectivos reciban una dosis de refuerzo y los niños de entre cinco y 11 años sean vacunados, también lo están los esfuerzos para que aquellos que aún no se han vacunado, por fin lo hagan.

“Nuestro objetivo principal sigue siendo conseguir que todas aquellas personas que no están vacunadas se vacunen”, concluyó la Dra. Johnson.