De Embajador a periodista de inmigración, la historia de John D. Feeley
El ex embajador de Estados Unidos en Panamá, John D. Feeley, expuso en un artículo de opinión sus razones para abandonar el equipo diplomático de la…
La decisión no es reciente. Desde hace algunos meses, el embajador estadounidense en Panamá, John D. Feeley, anunció que abandonaría el cargo después de que el presidente Trump fallara en condenar las radicales actuaciones de los supremacistas blancos y neo-Nazis en Charlottesville, el pasado mes de agosto.
Debido a la politización de su decisión, Feeley optó por explicar en primera persona sus razones a través de un artículo de opinión publicado en el Washington Post.
Feeley propuso que ante la violación de la privacidad y los canales regulares de una administración que publicó su carta de renuncia, era necesario argumentar en su propia voz su situación, en especial después de haber abandonado el cargo y no estar sujeto al juramento presidencial.
En un principio, los medios argumentaron que la renuncia del embajador se debía a los comentarios denigrantes que Donald Trump había hecho con respecto a los países que participaban en la lotería de visados (a quienes llamó “países de mierda” ), pero Feeley explica en su columna que “renuncié porque los valores fundamentales de los Estados Unidos, como se ha percibido en la Estrategia de Seguridad Nacional del presidente y en sus políticas exteriores, han sido degenerados y traicionados. No puedo seguir representándole personalmente y mantenerme leal a mis creencias sobre lo que hace a Estados Unidos realmente grande”.
Para el ex embajador, las medidas anti-inmigrante instauradas por la administración Trump, así como sus metas a corto plazo en el mismo sentido – como la recisión definitiva del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia o el muro fronterizo con México – son razones suficientes para creer que “Estados Unidos es, sin duda, menos bienvenido en el mundo hoy día, mientras el presidente sigue por un camino unilateral y aislacionista”.
Según Feeley, las perspectivas populistas de este gobierno no hacen honor a los votantes que le eligieron, quienes “merecen algo mejor”.
“Ellos merecen un debate ilustrado e informado sobre la verdadera naturaleza de la economía globalizada”, explicó. “Y de la necesidad de educación y de renovar programas de capacitación que nos mantengan siendo competitivos”.
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Por el contrario, y como hemos ido denunciando desde un principio, el ex embajador coincide en que la retórica presidencial ha transformado a los inmigrantes en el chivo expiatorio de los problemas nacionales.
“Demonizar a los inmigrantes podrá apaciguar a los pocos genuinamente racistas en Estados Unidos, como quienes cargaron antorchas en Charlottesville”, dijo Feeley. “Pero esos estadounidenses constituyen una minoría secundaria, de la misma manera en que los delincuentes son tan sólo una ínfima fracción del inmigrante trabajador de hoy en día”.
Frente al peligro de un país fragmentado y bajo el mando de un presidente divisionista e instigador, el ex embajador dibuja una línea de acción en su propio devenir ahora como ciudadano particular: “Planeo hablarle a los estadounidenses y explorar los miedos en nuestra nación y las percepciones sobre los retos migratorios que enfrentamos”, explicó, haciendo énfasis en su próximo papel como comunicador y periodista.
“Siendo alguien completamente estadounidense y orgulloso de ello, pero al mismo tiempo completamente bilingüe y bi-cultural por experiencias de la vida, ahora haré lo mejor que pueda para ayudar”, declaró. “Donde el presidente quiera construir un muro, yo construiré un puente (…) Estoy seguro de que podemos curar la polarización que nos aqueja, una conversación a la vez”.
Según acotó el Washington Post, Feeley se unirá próximamente al equipo de Univisión y al Fusion Media Group como redactor de contenido sobre inmigración.
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