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Personas se reúnen en Nueva York para protestar por la decisión de la administración Trump de poner fin al llamado estatus de protección temporal para los inmigrantes de Haití. (Mark Lennihan / Associated Press)
Personas se reúnen en Nueva York para protestar por la decisión de la administración Trump de poner fin al llamado estatus de protección temporal para los inmigrantes de Haití. (Mark Lennihan / Associated Press)

El racismo del Presidente Trump es nacionalista e históricamente inconsistente

El mundo entero ha reaccionado a los comentarios hechos en privado por el presidente de Estados Unidos, en el que calificaba a países como El Salvador y Haití…

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Cuando pareciéramos acostumbrados a la falta de verbo y de corrección política del presidente, él siempre consigue la manera de sorprendernos y, cuando no, asustarnos hasta los huesos.

Durante una reunión con el senador demócrata Dick Durbin y el senador republicano Lindsey Graham, para debatir un nuevo proyecto de ley de inmigración bipartidista, el presidente preguntó “¿Por qué queremos que toda esta gente de África esté aquí? Son países de mierda (…) Deberíamos tener más gente de Noruega”, según varios funcionarios que estuvieron presentes en la reunión.

Asimismo, y como reportó el Washington Post, Trump sugirió abrir las puertas a inmigrantes provenientes de países asiáticos, a quienes consideraba “una ayuda a la economía estadounidense”.

“¿Por qué necesitamos más haitianos?”, continuó el presidente en la Sala Oval. “Sáquenlos de aquí”.

Después de la rescisión del Estatus Temporal de Protección a los ciudadanos haitianos, salvadoreños y hondureños, los comentarios del presidente tan sólo afirman lo que muchos hemos sabido desde el principio: sus decisiones no giran en torno a los intereses nacionales sino a su endógeno racismo.

Y la sorpresa pareciera infundada, cuando su campaña presidencial fue inaugurada con comentarios como los “Bad Hombres”, la promesa del muro y el propagandismo constante a la población estadounidense, blanca y socioculturalmente desfavorecida; esa franja de la sociedad que sigue creyendo que el Latino es un delincuente que ha venido a robarle y a ocupar sus puestos de trabajo.

Ya  nadie debe dudar que el presidente de los Estados Unidos es un blanco nacionalista – recordemos los eventos en Charlottesville -, racista y que posee un vacío importante en conocimientos de historia.

¿Para qué queremos a los inmigrantes provenientes de estas cloacas? Déjeme decirle, señor Presidente, que este país sobrevive gracias a ellos.

Recordemos que esta no es la primera vez que el gobierno estadounidense culpa a los inmigrantes por sus fracasos. El Washington Post recuerda aquél episodio entre 1929 y 1934, cuando la frustración de la Gran Depresión tuvo como chivo expiatorio a más de 400.000 ciudadanos de origen mexicano que fueron “enviados a casa” por fuerzas estatales y locales, bajo órdenes federales.

El argumento era el de solventar la crisis económica y disminuir la competencia por los puestos de trabajo, los exactos mismos argumentos que tiene esta administración con su campaña por un muro que están haciendo virtualmente realidad.

El aquél entonces, el Comisionado General de Inmigración, Harry Hull declaró la expulsión de los inmigrantes en su reporte anual de 1931, prometiendo “remover la amenaza de la competencia injusta”, y expulsando a casi un cuarto de la fuerza laboral en algunos pueblos de Texas, según continúa el Post.

Según los análisis de los especialistas e historiadores, como Jongkwan Lee, Vasil Yasenov y Giovanni Peri, el resultado fue completamente opuesto.

“Los investigadores encontraron que las ciudades que expulsaron a más mexicanos vieron un empeoramiento en sus condiciones de desempleo y un decrecimiento en los salarios”, explica el reportaje.

Casi un siglo después, el presidente reincide en los errores de gobiernos anteriores sin una pisca de conocimiento histórico. A través de las décadas los inmigrantes no sólo han ayudado a crecer al país sino se han transformado en los profesionales que sustentan el desarrollo cultural, industrial y hasta político de Estados Unidos.

Ante los comentarios de Trump, un ex oficial de la CIA, Phil Mudd, dijo en una entrevista a CNN: “soy un orgulloso ciudadano de mierda”, haciendo referencia a su ascendencia de inmigrantes italianos.

“Los inmigrantes de mierda construyeron este país hace 110 años. Eran llamados ‘irregulares’ y ‘ojos rasgados’. Los inmigrantes de mierda que fueron condenados a campos de concentración eran ciudadanos inmigrantes. Y cargamos la vergüenza de ese legado en los hombros hoy en día,” sentenció el ex funcionario. “Inmigrantes de mierda que escaparon de Guatemala y El Salvador – de guerras civiles en las que nosotros participamos – construyeron este país. He trabajado para ‘inmigrantes de mierda’ que protegieron a este país después del 11/9. George Tenet es de primera generación griega, supongo que es un ‘inmigrante de mierda’. José Rodríguez fue el director de contra-terrorismo en la CIA, y es puertorriqueño. Supongo que tampoco es bienvenido. Estoy orgulloso hoy, estoy orgulloso de ser un ‘inmigrante de mierda’. Luchemos contra esto y digamos que no se trata de negros ni de blancos que vienen de Noruega. Se trata de las personas que construyeron a Estados Unidos y que denigramos hasta que nos avergonzamos y nos dimos cuenta de que era inapropiado. Y estamos aprendiendo esa lección de nuevo hoy”.