Si aún habían quienes dudaban del “miedo creíble” de los miles de inmigrantes en la frontera con México, las duras imágenes del asesinato de la familia LeBarón las despejan por completo.

Al menos tres mujeres y seis niños pertenecientes a la prominente familia mormona fueron asesinados este lunes en una emboscada al norte de México, según reportaron medios locales.

Los miembros de la familia mexico-estadounidense viajaban en tres vehículos separados entre los estados de Chihuahua y Sonora cuando un grupo de atacantes abrió fuego contra adultos y niños por igual.

Algunos fueron quemados vivos mientras estaban atrapados en uno de los vehículos, según explicó el New York Times.

El presidente Donald Trump ofreció su respaldo al presidente mexicano a través de Twitter para “erradicar los carteles”, asegurando que “es el momento de librar una guerra contra los carteles de la droga”.

“¡Los carteles se han vuelto tan grandes y poderosos que a veces necesitas un ejército para derrotar a un ejército!” agregó.

Pero el asesinato de la familia LeBarón es tan sólo uno de los miles que suceden a diario en toda Centroamérica, y que han obligado a cientos de personas a desplazarse buscando un lugar seguro más allá de la frontera.

Tan sólo durante el mes pasado, la ciudad de Culiacán fue asediada por el Cartel de Sinaloa y tomada como rehén para lograr que el gobierno liberara al hijo de Joaquín Guzmán, mejor conocido como “El Chapo”.

El 2019 ha sido uno de los años más violentos en la historia reciente de México, con alrededor de 2.560 homicidios registrados durante los primeros seis meses, de acuerdo a cifras del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP).

Esto equivale a 22 asesinatos por cada 100.000 habitantes.

Y Estados Unidos tiene algo de culpa.

Según reportó la BBC, el 70% de los homicidios cometidos en el país son llevados a cabo con armas de fuego, la mayoría de las cuales son compradas directamente en Estados Unidos.

De igual manera, el gobierno de Donald Trump había suspendido la ayuda económica a países del Triángulo Norte (El Salvador, Guatemala y Honduras) durante el mes de marzo, como retaliación por el flujo de inmigrantes hacia la frontera.

Estos fondos ayudaban en parte a la lucha contra el narcotráfico a través de programas de seguridad, economía, educación y sistemas judiciales, según explicó USA Today.

La respuesta del presidente estadounidense ahora es la de combatir fuego con fuego, lo que podría escalar la violencia en la región.

Mientras tanto, miles de inmigrantes son rechazados en los puertos de entrada de Estados Unidos y se les niega el derecho al asilo o se les descalifican sus “miedos creíbles”, transformándoles en una cifra más dentro de la espantosa crisis de violencia.