7.2 millones de venezolanos gritan “SI”
La consulta popular organizada por la oposición venezolana el pasado domingo, ha dado como resultado más de 7 millones de votos a favor de un cambio en el país…
“Defender a un tirano es oprobio”, decía Andrés Bello, pues “la libertad es la vida del alma”. ¿Qué diría el escritor si viera en lo que se ha convertido su patria? Quizás estaría orgulloso de los 7.186.170 de venezolanos que, desde todas las latitudes, asistieron a un proceso electoral independiente, donde ejercieron el derecho a decirle a un tirano que rechazan su gobierno, que quieren elecciones libres y que este es el momento de pasar la página y recuperar lo que se ha perdido en casi dos décadas de ficticia Revolución.
La convocatoria de la Mesa de la Unidad Democrática (coalición de partidos opositores al chavismo), respaldada por la Asamblea Nacional (de mayoría opositora), fue organizada en muy corto tiempo y contó con tan sólo 2.300 puntos de votación nacionales – cuando unas elecciones organizadas por el Consejo Nacional Electoral, con toda la maquinaria gubernamental, cuenta con hasta 14.000 puntos – y aún así consiguió un total de 7.2 millones de votos, una cifra bastante cercana a los 7.7 millones conseguidos por la oposición en las legislativas del 2015.
Los venezolanos debían responder tres preguntas puntuales:
- ¿Rechaza y desconoce la realización de una Constituyente propuesta por Nicolás Maduro sin la aprobación previa del pueblo de Venezuela?
- ¿Demanda a la Fuerza Armada Nacional y a todo funcionario público a obedecer y defender la Constitución del año 1999 y respaldar las decisiones de la Asamblea Nacional?
- ¿Aprueba que se proceda a la renovación de los Poderes Públicos de acuerdo a lo establecido en la Constitución y a la realización de elecciones libres y transparentes, así como a la conformación de un Gobierno de Unión Nacional para restituir el orden constitucional?
7.2 millones de personas dijeron tres veces SÍ.
“Tras esta contundente manifestación pacífica, constitucional y democrática, lo que debería hacer Maduro es cancelar la Constituyente en las próximas horas”, afirmó Henrique Capriles, Gobernador del Estado Miranda y candidato presidencial.
Pero la respuesta del gobierno estuvo muy clara desde un principio. No sólo desconoce el proceso de consulta, considerándolo “ilegal y sedicioso”, sino que también hizo llegar un mensaje contundente a través de sus colectivos paramilitares, que abrieron fuego en un centro de votación en el sector de Catia (Caracas), cobrando la vida de dos personas e hiriendo a cuatro más, según reportó el Observatorio Venezolano de la Conflictividad Social (OVCS).
La retaliación violenta del gobierno ha sido la constante en más de 100 días de protestas en las calles, que han tenido como resultado casi 100 muertos y más de 1000 detenidos en manos de la Guardia Nacional Bolivariana, en un intento desesperado del régimen por aferrarse al poder.
Por su parte, la oposición ha mantenido la presión en las calles, organizando una consulta independiente para permitir que los números hablaran al gobierno y al mundo entero de la necesidad de un cambio de gobierno, pues la crisis humanitaria que vive el país es insostenible.
Como si de un país en guerra se tratase, 690.000 personas votaron desde el exilio voluntario, en localidades tan distantes entre sí como Riad, Madrid, Canberra, Medellín, Jerusalén, Houston, Dusseldorf, Desierto del Sahara, Bielorrusia y Nairobi.
De esta manera, y como símbolo de desacato al gobierno, la oposición ha llevado a cabo la primera consulta popular desde que en Consejo Nacional Electoral suspendiera el proceso de referendo revocatorio contra Maduro y las elecciones regionales el año pasado.
“Con los votos que hoy manifestó el pueblo, matemáticamente Maduro está revocado el día de hoy. Ese era el miedo que se le tenía al referendo revocatorio y por eso se impidió y por eso no quiere hacer elecciones más nunca”, aseguró el presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges.
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Para Maduro, la consulta del día domingo es “interna de los partidos de oposición”, pero de igual forma organizó un “simulacro de votación” simultáneo, como preparación a la elección de la Constituyente del 30 de julio, para contrarrestar el movimiento opositor en las calles.
Esto sólo demuestra lo dividido que está el país, y cómo las realidades políticas de cada bando son excluyentes.
Los próximos días son fundamentales para el pueblo venezolano en general. Cada bando ha fijado terreno y no pretende dar marcha atrás, aún cuando observadores internacionales y voceros de la diplomacia mundial han asegurado que la vía democrática pasaría por la anulación de la Constituyente de Maduro y la llamada a elecciones generales de manera inmediata.
Para la oposición, el paso a seguir es la llamada “hora cero”, que pretenden explicar en el transcurso del día lunes, pero que anticipan como la toma categórica de las calles, para aumentar la presión en el gobierno, con el respaldo de los resultados de la consulta.
El conflicto venezolano está llegando a un punto crítico, donde lo que se prevé es una fragmentación del país en dos estados que se desconocen entre ellos, con dos Asambleas (una Nacional y otra Constituyente) y dos Fiscalías simultáneas (como sucede desde hace días).
¿Es esta la salida del conflicto? ¿Podrán las Fuerzas Armadas ayudar a recomponer un Estado que se hunde? ¿Deberá Maduro entregar el poder?
Un gran número de venezolanos dice que sí.
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