Una pandemia, dos candidatos: cómo el COVID-19 podrá determinar los resultados de las elecciones presidenciales
A medida que aumentan los casos de coronavirus en el país, los índices de aprobación de Donald Trump y Joe Biden cambian radicalmente.
Hace tan sólo una semana, las encuestas en seis estados clave mostraban a un presidente Trump que perdía terreno de manera alarmante para su campaña.
Según explicaba el New York Times, las cifras han indicado que el presidente ha perdido la confianza de sus electores en estados en los que se disputó la victoria en el Colegio Electoral en el 2016, con Joe Biden abriendo una ventaja de dos dígitos en Michigan, Pensilvania y Wisconsin.
“La ventaja que una vez tuvo el Sr. Trump entre los votantes blancos casi se ha desvanecido, un hecho que prácticamente impediría la reelección del presidente si persistiera,” explica el Times. “El Sr. Biden tiene ahora una ventaja de 21 puntos entre los graduados universitarios blancos, y el presidente está perdiendo entre los votantes blancos en los tres estados del norte que son campo de batalla, no por mucho, pero los ganó por casi 10 puntos en 2016.”
Si bien es muy pronto para asumir una tendencia definitiva en las encuestas, los datos recopilados por el Times encontró que Biden lidera la carrera por 14 puntos a nivel nacional, 50 por ciento a 36 por ciento, confirmando que “la posición política del presidente se ha deteriorado mucho desde octubre,” cuando las encuestas tan sólo le daban dos puntos porcentuales de ventaja.
El factor decisivo en este cambio estadístico parece ser, precisamente, la respuesta presidencial a la pandemia del coronavirus, que ha cobrado la vida de 132.678 personas, y ha infectado a más de 3 millones de ciudadanos.
A pesar de que la administración Trump ha argumentado el aumento de casos con el aumento de testeo en el país, la respuesta sigue dejando qué desear a nivel nacional, en especial después de que su gobierno haya menospreciado el impacto del virus y haya abogado por la pronta reapertura de los estados.
Quienes siguieron las recomendaciones de la Casa Blanca son ahora los focos de mayores brotes, más específicamente en el corazón republicano del país, según explicó The Guardian.
Citando cifras de la Associated Press, el medio subraya que los estados que Trump ganó en 2016 representan alrededor del 75% de los nuevos casos. Algunos de ellos, son clave para su reelección.
Estados como Florida, Arizona, Texas y Georgia son un terreno disputable en la recta final a las presidenciales de noviembre, y durante las últimas semanas han reportado niveles récord de nuevos casos de coronavirus.
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"La pandemia realmente ha aclarado y puesto de relieve tanto los fallos de liderazgo de los republicanos como la necesidad de muchas de las diferentes reformas políticas por las que los demócratas han estado luchando durante años", dijo Royce Brooks, director ejecutivo de Annie's List, que trabaja para elegir a las mujeres progresistas del estado, a The Guardian, añadiendo: "Texas está ciertamente en juego".
La mayoría de los expertos electorales dicen que Trump todavía tiene la ventaja en Texas, que ganó por nueve puntos en 2016, pero su caída en popularidad podría ayudar a los demócratas a conseguir victorias históricas en el estado. "Podemos o no ver a Texas lograr una victoria en todo el estado para el candidato demócrata al Senado o para la carrera presidencial, pero estamos absolutamente en camino de cambiar la casa estatal al control demócrata en noviembre", dijo Royce.
En estados donde el presidente se debería sentir más cómodo en las encuestas, como Florida, la situación es aún peor, y su partido lo sabe.
Según reportó el Financial Times, los republicanos advierten que el panorama es “sombrío” para Donald Trump en Florida, donde Biden le aventaja por 5 puntos, y donde un reciente aumento en los casos de coronavirus, así como la amenaza de un cierre prolongado, podría perjudicarlo en las urnas en noviembre.
El Departamento de Salud de Florida reportó un récord de 11.458 nuevas infecciones sólo el sábado.
"Está en una posición política mucho más débil que al principio de la crisis", dijo Carlos Curbelo, un ex congresista republicano del sur de la Florida que perdió su escaño en 2018 ante la demócrata Debbie Mucarsel-Powell. "Creo que hay muchos giros y vueltas a la izquierda, pero hoy, las cosas se ven sombrías para el presidente".
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