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El presidente Donald Trump revisa prototipos de muros fronterizos en San Diego, California, el martes 13 de marzo de 2018. Foto: Associated Press.
El presidente Donald Trump revisa prototipos de muros fronterizos en San Diego, California, el martes 13 de marzo de 2018. Foto: Associated Press.

Trump visita California con gríngolas en los ojos

En su primera visita a uno de los estados más importantes del país, el presidente sólo vio lo que le convenía ver.

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Para Donald Trump no es importante que California sea el estado con mayor producto geográfico bruto, que tenga uno de los mejores sistemas de comunicación o que su diversa población sea pionera a nivel nacional por la inclusión, el respeto a los derechos y el potente activismo medioambiental.

No, para el presidente estadounidense lo importante es la frontera con México, el proselitismo político y las reuniones multimillonarias para recaudar fondos en una casa privada en Beverly Hills.

Durante su primera visita al estado como presidente, esta fue, en resumidas cuentas, su agenda.

“Si tan sólo el presidente y la nación pudieran ver la verdadera California”, decía la editorial de The Sacramento Bee. “Verían un estado que impulsa gran parte de la economía estadounidense, con una diversa y dinámica población que abre el camino hacia el futuro del país”.

Pero eso es mucho desear en la era Trump.

El presidente prefirió hacer un mitin político frente a los modelos de su ansiada muralla que divida a Estados Unidos de México, llamar a los inmigrantes “escaladores profesionales” y atacar al gobernador demócrata, Jerry Brown, a quien calificó de “buen tipo” pero que está haciendo “un terrible trabajo”, según reportó el Washington Post.

“Creo que el gobernador Brown está haciendo un trabajo muy pobre al dirigir California”, dijo. “Tienen los impuestos más altos en Estados Unidos. Este sitio está totalmente fuera de control. Tenemos ciudades santuario donde viven criminales”.

Y si alguien sabe de impuestos altos en propiedades es el presidente, quien personalmente tiene dos propiedades en el estado (una casa en Beverly Hills y un club de golf en Rancho Palos Verdes, según continúa el Post).

Su visita siguió sus hábitos de magnate, dedicando poco tiempo a hacer verdadera política.

“Su agenda no incluyó reuniones con ningún funcionario electo, ni siquiera Republicanos. También buscó evadir a los manifestantes, quienes le saludaron al momento de aterrizar en California”, continúa The Sacramento Bee.

Por su parte, el gobernador Brown abrió las puertas al presidente y le invitó públicamente a que visitara el proyecto del tren de alta velocidad en el Central Valley, asegurándole que “California se está enfocando en crear puentes, no muros”, escribió Brown.

Sin embargo, la postura de la Administración Trump ha estado determinada desde el principio, embarcándose en una guerra mediática con el estado de California y con sus representantes por su estoica defensa a la población inmigrante (con o sin documentos) y por sus posturas liberales que antagonizan profundamente con el radicalismo de derecha de la Casa Blanca.

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