Un Presidente Anunciado
Cuba inaugura un nuevo período político en manos de un presidente escogido por la hegemonía Castro.
“Seremos fieles al legado de Fidel Castro, líder histórico de la Revolución, y también al ejemplo, valor y enseñanzas de Raúl Castro, líder actual del proceso revolucionario”, decía Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, ex primer vicepresidente del Gobierno cubano y ahora primer presidente fuera de la familia Castro, durante su primer discurso como dirigente de Cuba.
Si a alguien le cabía alguna duda sobre el futuro del control castrista sobre la isla después de que Raúl Castro abandonara el gobierno, hoy quedan todas disipadas.
Díaz-Canel, de 57 años, “fue ratificado con el 99,83% de los votos de la Asamblea Nacional del Poder Popular”, explicó el diario El País, unas cifras que perpetúan el hermetismo de la isla ante el disentimiento o la oposición.
El nuevo presidente aseguró que “pese al relevo, Raúl Castro ‘encabezará las decisiones de mayor trascendencia’ para el país”, y aseguró que “la política exterior cubana se mantendrá inalterable y reiteramos que nadie logrará el propósito de debilitar a la Revolución ni doblegar al pueblo cubano, porque Cuba no hace concesiones contra su soberanía e independencia”.
Díaz-Canel nació en Villa Clara el 20 de abril de 1960, “un año después del triunfo de la Revolución que lideró Fidel Castro”, como recuerda el diario peruano El Comercio.
Se inició, como tantos otros, en las juventudes comunistas de su comunidad y se dio a conocer por su madera de líder y por su “popularidad de una estrella de rock local”, llegando a ser el primer secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC) en Villa Clara durante nueve años, según continúa el medio.
Después de ser apadrinado por el menor de los Castro, Díaz-Canel pasó la mayor parte de su carrera con disimulo frente al ojo público, hasta llegar al puesto de vicepresidente de la nación y mano derecha de Raúl.
Si bien el nuevo presidente no luchó en la Revolución cubana, se ganó paulatinamente el respeto de sus compañeros en el partido por su dedicación a la comunidad y por su integración en las misiones del gobierno.
Siendo especialista en radio de las Fuerzas Armadas cubanas después de su servicio militar obligatorio, Díaz-Canel encabezó entre 1987 y 1989 “un contingente que viajó a Nicaragua para ayudar al Gobierno sandinista, entonces en guerra contra fuerzas partidarias del exdictador Anastasio Somoza apoyadas por Estados Unidos”, recuerda el diario La Vanguardia.
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Fue a partir del 2003 cuando “ingresó en el todopoderoso Buró Político del partido”, ascendió a diputado de la Asamblea Nacional por la circunscripción de Placetas (Villa Clara) y ese mismo año “fue trasladado a la dirección política de Holguín, donde fue secretario provincial hasta 2009”.
Díaz-Canel llegó entonces a ministro de Educación Superior, a vicepresidente del Consejo de Ministros y vicepresidente del Consejo de Estado, representando a Cuba en eventos en el exterior, ganando por primera vez visibilidad internacional.
Ahora, al asumir el mando, Díaz-Canel ha anunciado que la prioridad de su gobierno es “dar continuidad a la Revolución cubana en un momento histórico y crucial”, marcado por “los avances en la actualización del modelo económico y social del país”, según continúa La Vanguardia.
Para medios estadounidenses como el New York Times, su labor se tratará de “hacer algo de malabarismo”.
“Muchos esperan que sea un presidente de la continuidad”, siguiendo los lineamientos de Raúl Castro como dirigente del PPC, pero “el nuevo presidente también deberá encontrar cómo revivir la economía de la isla en momentos en que el actual líder estadounidense, Donald Trump, ha echado para atrás el deshielo”.
Por su parte el gobierno de Estados Unidos pidió hoy al nuevo presidente de Cuba, “que escuche el deseo del pueblo cubano de un país ‘más libre y democrático’, que mejore su calidad de vida y acabe con la ‘represión’”, explicó EFE.
“El nuevo presidente de Cuba debería dar pasos concretos para mejorar las vidas del pueblo cubano, respetar los derechos humanos, acabar con la represión y permitir mayores libertades políticas y económicas”, dio a EFE una portavoz del Departamento de Estado.
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