Trump reactiva el embargo cubano
Dos años y medio después de que el Presidente Obama iniciara el proceso de “deshielo” con Cuba, el presidente Trump ha sepultado los intentos de recuperación…
Anticipando el discurso del Presidente Trump durante el día viernes, la Casa Blanca anunció que la nueva administración empezará un proceso para “dejar claro al régimen (cubano) que hay hitos muy específicos que van a tener que cumplir si quieren continuar con este tipo de relación”.
Varios de los condicionamientos incluirán la vuelta a la democracia en forma de “elecciones libres” y “liberación de los presos políticos”, informó una funcionaria de la administración, quien aseguró que el Presidente no planea romper las relaciones ni deshacer por completo las estrategias diplomáticas de la administración Obama, “pero tampoco planea profundizar en el proceso de normalización si el gobierno cubano no está dispuesto a hacer concesiones”.
Por su parte, el Presidente Trump dejó clara la nueva postura de su gobierno con respecto al gobierno de la isla durante su discurso en el Teatro Manuel Artime de la Pequeña Habana, que incluye las restricciones en los negocios con las empresas administradas por la cúpula militar cubana y la imposición de mayores controles en viajes desde los Estados Unidos.
Dos años y medio después de que el Presidente Obama iniciara el proceso de “deshielo” con Cuba, el presidente Trump ha sepultado los intentos de recuperación diplomática, asegurando que “Ha nacido una nueva política. Doy por cancelado el acuerdo de Obama. No apoyaremos al monopolio militar que oprime a los cubanos”, aseguró el Presidente.
Según informó la BBC, la nueva política del presidente mantendrá la apertura hacia los ciudadanos cubanos, pero “bajo una estrategia de restringir los negocios con el gobierno de la isla”.
“Pronto se va a lograr una Cuba libre”, aseguró entre aplausos el mandatario estadounidense, calificando de “brutal” el régimen que gobierna la isla desde la instauración de la Revolución Castrista.
El Presidente estuvo acompañado del vicepresidente Mike Pence durante su alocución, pero la presencia más importante en el teatro que lleva por nombre Manuel Artime – quien fuera brigadista de la fallida invasión de Bahía de los Cochinos en Cuba durante 1961 – fue la de los congresistas de origen cubano, Marco Rubio, Mario Díaz Balart y Carlos Curbelo, quienes representan la disidencia cubana.
En su discurso, el Presidente Trump hizo referencia a los disidentes José Daniel Ferrer y Berta Soler, así como a las Damas de Blanco, en un intento por demostrar su solidaridad con el pueblo cubano anti-castrista.
Asimismo, el Presidente continuó anunciando algunas de las medidas políticas que instaurará con la isla, como el embargo comercial y financiero y la oposición a las peticiones internacionales de que el Congreso lo levante.
Según el presidente, Cuba sufre desde “hace décadas” el régimen de los Castro y que eso no debe repetirse en Venezuela. Trump afirmó que es “importante” que haya libertad en ambos países.
Entre aplausos y muestras de apoyo por parte de la comunidad disidente cubana, el Presidente retó al gobierno de Raúl Castro a plantear un acuerdo “que beneficie al pueblo cubano”, asegurando que no pretende seguir alimentando el flujo de dinero que llega a la “columna vertebral” del régimen, refiriéndose al consorcio empresarial de los militares de Cuba, denominado Gaesa (Grupo de Administración Empresarial, SA).
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Si bien el presidente planteó la posibilidad de permitir a los ciudadanos y entidades estadounidenses el “desarrollo de lazos económicos con el sector privado y emergente de Cuba”, gran parte de las propuestas del presidente afectan directamente la economía de la isla, sobretodo al anunciar la reducción de las actividades económicas de Estados Unidos con Gaesa, incluyendo las restricciones de viajes turísticos hacia la isla y la continuación del embargo económico.
Asimismo, y si bien los cubanos que residen en los Estados Unidos podrán seguir enviando remesas y visitar a sus familiares en la isla, el Presidente no planteó reinstaurar la política de “pies secos, pies mojados”, argumentando que muchos estarían arriesgando sus vidas para poder llegar a suelo estadounidense.
Según el análisis de la BBC, el grupo empresarial está dirigido por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de la isla, y controlan varios medios desde el sector hotelero “hasta las tiendas minoristas de ventas de productos en divisas”, llegando incluso a controlar aduanas y puertos.
De acuerdo a lo planteado por el Presidente Trump, cualquier tipo de interacción económica con las empresas controladas por las Fuerzas Armadas serán suspendidas, en un intento por asfixiar al régimen de Raúl Castro.
Si bien el Grupo de Administración de las Fuerzas Armadas controla el 60% de la economía cubana, según reportó el diario El País, no tiene una participación relevante en áreas como la exportación de níquel, tabaco, ron o biotecnología, aseguró Emilio Morales, quien trabajara con una corporación anexa al grupo durante años en Cuba.
Para muchos analistas, las medidas del nuevo presidente harán más cuesta arriba el desarrollo y la independencia económica de la isla, que se había visto mejorada después de los acuerdos diplomáticos de Barack Obama.
El comercio con Cuba había representado un promedio de 78 millones de dólares en ingresos para el gobierno estadounidense, según informó hoy el Consejo Económico estadounidense-cubano.
“Tan sólo en abril, Estados Unidos le vendió a Cuba productos del sector agroalimentario, básicamente pollo y maíz, por más de 17.9 millones de dólares, mientras que las ventas de productos de cuidado de la salud totalizaron 91.000 millones de dólares”, reportó EFE.
El discurso del Presidente Trump ha sido inesperado y lapidario y, aunque tardará algunos meses en hacerse realidad, la economía cubana será la única víctima y con ella, sus ciudadanos.
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