Mientras el presidente da pan y circo al pueblo con sus mítines racistas, su Administración planea estrategias aún más peligrosas tras bastidores.

Varias fuentes confirmaron a Politico el nuevo plan del equipo del asesor especial del presidente, Stephen Miller, para anular la opción de asilo en Estados Unidos.

El equipo habría propuesto “establecer un límite cero” para las admisiones de refugiados durante el año 2020, lo que daría un importante impulso a la campaña de reelección de Donald Trump, según el análisis del medio.

Sin embargo, las consecuencias podrían ser graves y en múltiples direcciones.

Cerrar las puertas al refugio no sólo implicaría el estancamiento de miles de solicitudes en proceso, sino que también obstaculizaría las operaciones de colaboración con agentes extranjeros de inteligencia.

“Las consecuencias de esta decisión política tendrán considerables repercusiones tanto a nivel nacional como global, afectando negativamente tanto a nuestra economía como a nuestra seguridad nacional,” declaró el Comité Estadounidense para Refugiados e Inmigrantes (USCRI). “Además, cualquier reducción adicional en el techo de refugiados, ahora en un mínimo histórico de todos los tiempos, socava los principios fundamentales de este país que da la bienvenida a las personas que huyen de la tiranía y la persecución en sus muchas formas.”

El centro de asistencia, que ha trabajado desde 1911 con refugiados e inmigrantes de todas partes del mundo, agregó que desde el 2018, la Administración Trump ha impuesto “el techo más bajo en admisiones de refugiados desde la aprobación de la Refugee Act en 1980”, permitiendo tan sólo un máximo de 30.000 refugiados al año.

“Durante casi 40 años, el objetivo anual de reasentamiento de refugiados alcanzó un promedio de 95.000 refugiados de todo el mundo”, continúa la organización. “Esto representa sólo el .001% del total de refugiados y personas desplazadas en todo el mundo”.

Sin embargo, las fuentes de Politico aseguraron que los nuevos planes fueron discutidos durante la reunión anual del Departamento de Estado donde se deciden los techos de admisión de refugiados para cada año fiscal, y que se llevó a cabo la semana pasada en el Eisenhower Executive Office Building.

John Zadrozny y Andrew Veprek, funcionarios de USCIS y del Departamento de Estado – y conocidos como “aliados de Miller” – sugirieron que la estrategia debía ser argumentada por “preocupaciones de seguridad” y “la capacidad de Estados Unidos de ofrecer protecciones humanitarias a través del proceso de asilo”.

Esta información se suma así a la intención de la Administración por romper con acuerdos internacionales que contemplan el derecho al asilo en gran parte del mundo, en especial después de su decisión unilateral de imponer un obstáculo de elegibilidad a los solicitantes de asilo en la frontera sur con México.

Pero más allá de nuestras fronteras, la situación de refugiados y desplazados en el mundo alcanza un nivel crítico, con más de 70.8 millones de personas desplazadas, 25.9 de los cuales son refugiados registrados.

Según el Nationalities Service Center de Filadelfia – organización que trabaja a favor de los refugiados e inmigrantes desde 1921 – cualquier imposición adicional de vetos y/o obstáculos por parte del gobierno de Donald Trump contra el reasentamiento de refugiados en el año fiscal 2020 “equivaldría a una prohibición total de refugiados”.