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La candidata ultraderechista a las elecciones presidenciales francesas, Marine Le Pen, asiste al homenaje al policía Xavier Jugelé, que fue asesinado en un atentado reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI) el pasado día 20 en los Campos Elíseos, en París (Francia) hoy, 25 de abril de 2017. EFE/Ian Langsdon
La candidata ultraderechista a las elecciones presidenciales francesas, Marine Le Pen, asiste al homenaje al policía Xavier Jugelé, que fue asesinado en un atentado reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI) el pasado día 20 en los Campos…

¿Por qué tanto temor al Partido de Marine Le Pen, Frente Nacional?

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La escena política francesa incursiona en uno de sus momentos más álgidos pues, si bien representa la segunda potencia económica de Europa y uno de los pilares políticos e ideológicos de la fundación de la comunidad, el desempleo, la crisis de refugiados y los atentados terroristas han minado la confianza del pueblo francés en sus dirigentes políticos.

Algunos antecedentes

Desde finales de la década de los 50, con el General De Gaulle a la cabeza, Francia reformó su constitución y dio paso a la Quinta República, que se inauguró con la revolución intelectual del mayo de 1968. Pero las bases ideológicas de De Gaulle – unidad de los extremos y desarrollo de la nación hacia un axis internacionalista sin perder la identidad nacional – se mantuvieron vigentes por mucho más tiempo.

La Revolución de Mayo del 68 derivó en una sociedad dividida entre el descontento masivo por las manifestaciones estudiantiles y la nueva fuerza política juvenil que respaldaría años después a François Mitterand.

El gobierno de Mitterand le dio forma a la Francia de finales de siglo, a través de un gobierno de tilde socialista que disolvió el Parlamento, introdujo a ministros comunistas, liberalizó los medios de comunicación, creó el impuesto sobre grandes fortunas, aumentó el sueldo mínimo y la ayuda familiar, derogó la pena de muerte, despenalizó la homosexualidad y, lo más importante: regularizó masivamente a los inmigrantes sin papeles para favorecer su inserción en el mercado de trabajo.

Un nuevo Frente

Los radicales cambios en el panorama social y político francés tuvieron su oposición con el surgimiento fortalecido de un partido racista y xenófobo que se autodenominó Frente Nacional, liderado por Jean-Marie Le Pen. El nuevo partido arrasó con las elecciones al Parlamento Europeo y logró posicionar a 35 diputados durante el primer gobierno izquierdista de Jacques Chirac.

La imagen de Jean-Marie Le Pen ha estado siempre ligada a la radicalización de una derecha nacionalista, matiz que no le ha impedido transformarse en el tercer partido político francés por excelencia y ubicarse en la mitad de los extremos que han gobernado la mayor parte del siglo XX en Francia: el Partido Comunista Francés y la Unión para la Democracia Francesa.

Las declaraciones de Jean-Marie Le Pen estigmatizaron su partido político cuando, en 1989, aseguró que el instrumento de exterminio nazi no había existido; en 1997, Le pen fue condenado por asegurar que “las cámaras de gas fueron un detalle de la historia” y finalmente terminaría de sepultar la reputación del Frente Nacional cuando en febrero de 2008 el Tribunal Correccional de París lo condenó “por un delito de complicidad con la apología de crímenes de guerra y negación de un crimen contra la humanidad”, al haber declarado en una entrevista en 2005 que la ocupación nazi de Francia “no fue particularmente inhumana”.

Las posturas del político derivaron en su suspensión en 2015 del partido que él mismo fundó.

El Programa Electoral de Jean-Marie Le Pen para las elecciones del 2002 en las que fue candidato, y que perdería contra la segunda candidatura de Jaques Chirac, incluían la denuncia de la mayoría de los acuerdos internacionales, la abolición del euro, el regreso al franco francés, el restablecimiento de la pena de muerte y la expulsión de todos los inmigrantes no legales de Francia. 

Una carrera política heredada

El 16 de enero de 2011 y con el 67,5% de los votos, Marine Le Pen es elegida presidenta del Frente Nacional, partido fundado y desacreditado por su Padre. Para tomar medidas en contra de lo que Jean-Marie había hecho con el partido, su hija decide expulsar a Alexandre Gabriac del partido, por aparecer en una foto haciendo el saludo nazi, sobre lo que declaró que “el Frente Nacional no admite en su seno este tipo de comportamientos inadmisibles que recogen una ideología repugnante”. Pero en septiembre del mismo año, salió a la luz que el destacado masón francés Valéry Le Douguet habría redactado el programa del Frente Nacional en materia de Justicia para las elecciones de 2012.

Como parlamentaria europea, Le Pen fue objeto de una investigación judicial por presuntas declaraciones realizadas en 2010 en las que afirmó que los musulmanes protagonizaban en algunas partes del país una “ocupación” mediante sus oraciones en la calle, comparándola “en toda regla” con la ocupación alemana en la II Guerra Mundial, lo que le costó su inmunidad parlamentaria.

Su postura agresiva y su convicción sobre el proyecto de una nueva Francia “por y para los franceses” la llevan a posicionarse dentro de los primeros sondeos para las presidenciales del 2012, aún con la obstaculización de la que fue víctima para lograr ser candidato.

En aquél momento, su programa económico planteaba la salida del euro, el regreso a la moneda nacional, la disminución de la contribución francesa al presupuesto de la Unión Europea y el cierre de puertas a la inmigración, a través de la reducción de visados y la repatriación de todos los clandestinos. Una postura que emulaba aquello que su padre promocionaba algunos años antes.

Tras quedar de tercera en los sondeos presidenciales que darían como vencedor a François Hollande, su mecanismo para recuperar popularidad se trató de la expulsión del Presidente Honorario del Frente Nacional, su propio padre, por sus continuas opiniones sobre la Segunda Guerra Mundial.

Finalmente, y con una estrategia mediática volcada a las redes sociales, Marine Le Pen anuncia su nueva candidatura a las presidenciales del 2017 el 8 de febrero del 2016 y queda de segunda en la primera ronda, muy por debajo del emprendedor candidato de centro Emmanuel Macron.

El futuro de Europa en manos de dos independientes

En la mañana del día de hoy, Marine Le Pen ha renunciado a su cargo como Presidenta del Partido fundado por su padre, y que la posicionó en la escena política nacional, asegurando que a partir de ahora es sólo la candidata presidencial de todos los franceses, y decidida a recuperar el terreno necesario para vencer a su adversario en las elecciones del 6 de Mayo.

La conciencia histórica de la política francesa se encuentra al borde de su asiento al plantear la posibilidad de que la heredera disfrazada del fascista más sincero de la diplomacia, sea la nueva presidenta de la segunda potencia económica más grande de Europa.