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Mark Zuckerberg durante su audiencia ante el Congreso. Fuente: EFE.
Mark Zuckerberg durante su audiencia ante el Congreso. Fuente: EFE.

Mark Zuckerberg: el niño que siempre pide perdón

Después de 5 horas de interrogatorio y tras más de 600 preguntas por parte de senadores y representantes, el fundador de Facebook dejó claro que los grandes…

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Para los que hemos dado “aceptar” a largas políticas de privacidad sin haberlas leído, el testimonio de Mark Zuckerberg ante el Congreso la semana pasada fue escalofriante.

Durante 5 horas y 600 preguntas, el director ejecutivo y fundador de Facebook – una de las empresas de tecnología más grandes y poderosas del mundo – intentó explicar a los miembros de los comités Judicial y de Comercio cómo funciona su plataforma y, más específicamente, qué hace con los datos de sus usuarios que son recopilados.

Zuckerberg describió a Facebook como “una compañía idealista y optimista” que se ha enfocado “en todo lo bueno que puede traer el conectar a las personas”. Citando movimientos culturales, empresas autogestionadas y hasta campañas de activismo, el CEO intentó despejar las dudas sobre la “humanidad” detrás de su compañía.

Sin embargo, su declaración se centró en dos asuntos más o menos puntuales: el uso de los datos de los usuarios y pedir disculpas.

“Está claro que no hicimos lo suficiente para prevenir que estas herramientas se usaran también para hacer daño”, aceptó el joven empresario. “Eso incluye noticias falsas, interferencia extranjera en elecciones y discursos de odio, así como desarrolladores y privacidad de datos. No tuvimos una perspectiva lo suficientemente amplia de nuestra responsabilidad, y eso fue un gran error”.

“Fue mi error”; “lo lamento”; “soy responsable”; “es bastante posible que cometiéramos un error”; “parece que cometimos un error allí y pido disculpas por eso”, y decenas de veces más, Zuckerberg “humildemente” aceptó los errores de su compañía y tomó personalmente la responsabilidad de sus consecuencias.

Pero, ¿es suficiente con pedir perdón?

Si bien las audiencias fueron llevadas a cabo precisamente para determinar si el Congreso estadounidense debe o no intervenir a través de regulaciones o algún otro tipo de mecanismo que proteja a los ciudadanos y a los usuarios, parece que Facebook ha pasado por alto las banderas rojas desde hace algunos años, y se ha transformado en una peligrosa herramienta.

Según reportó CNBC, Zuckerberg dijo que Facebook “no notificó a la Comisión Federal de Comercio sobre la filtración de información de Cambridge Analytica del 2015, porque la compañía le consideró un caso cerrado”.

En una de las gestas de abuso de información más grandes de las últimas décadas, la consultora política Cambridge Analytica recopiló los datos de más de 87 millones de usuarios en Facebook a través de una aplicación de cuestionarios que sirvió como plataforma; posteriormente se demostró que la consultora logró influenciar escenarios políticos gracias a su acceso a datos.

No en balde los miembros del Congreso intentaron una y otra vez entender cómo funciona Facebook – lo que les transformó en un objeto de burlas en redes sociales por su diferencia de edad con la plataforma. Pero como bien dice Geoffrey A. Fowler en su artículo para el Post: ellos estaban tan confundidos como muchos estadounidenses.

“Zuckerberg nunca ha explicado realmente cuántos datos recopila Facebook y lo que hace con ellos”, continúa Fowler. “Y como dijo el Senador John Neely Kennedy, los acuerdos de usuario de Zuckerberg ‘apestan’”.

En más de 45 ocasiones durante su audiencia, el Director Ejecutivo dijo al Congreso que “los usuarios están en control de sus datos”, sin explicar exactamente cómo.

“Es como decirle a cualquiera que puede controlar un 747 sólo porque tiene botones y palancas”, argumenta Fowler.

Zuckerberg habló de la herramienta “download your information” (descarga tu información), algo que ha sido demostrado como poco útil según varios.

Estos datos son utilizados por Facebook para ayudar a compañías publicitarias a “mejor ubicar sus anuncios”, determinando los gustos, preferencias, deseos y hasta placeres culpables de los usuarios; es algo así como el estudio de mercadeo pasivo más violento en la historia.

Y no se queda allí.

Para Daniel Kahn Gillmor, un tecnólogo especializado de ACLU y quien nunca ha abierto una cuenta en la plataforma, “Facebook todavía tiene un perfil detallado que puede ser utilizado para apuntarme”.

“Nunca le he dado consentimiento a Facebook para que recopile mis datos, que pueden ser utilizados para dibujar inferencias muy detalladas sobre mi vida, mis hábitos y mis relaciones”, explicó.

El mecanismo que utiliza Facebook es a través de los datos de otros usuarios que “son incentivados a subir su lista de contactos”, y al mismo tiempo sus datos pueden ser recopilados a través de la Internet, utilizando las llamadas “cookies”.

Parece que todos estamos atrapados en la densa red tejida por la inocente plataforma que nos convenció de abandonar MySpace hace 14 años y que, si bien “estamos en control” de lo que compartimos, es quizás muy tarde ya para pedir el regalo de vuelta.