Ha sido especialmente complicado informar del avance de la pandemia global en Corea del Norte debido a su habitual secretismo y a la falta de delegados exteriores que puedan confirmar o denegar algunos de los rumores. Ya que fue difícil corroborar las informaciones sobre el desertor que volvió infectado al país, especialmente teniendo en cuenta que Pyongyang no ha reconocido ningún caso oficial.

Cómo habría conseguido el país vecino vencer al foco de infección que se habría extendido de China a 188 países es el secreto o la mentira que sólo ciudadanos coreanos podrían llegar a confirmar. Por ello debemos extraer las consecuencias de sus acciones externas, que por el momento son el hecho de haber disminuido hasta el 99% las exportaciones con China.

Este descenso del que informa la administración china y la CNN es especialmente relevante teniendo en cuenta que es precisamente China el principal importador y exportador de Corea del Norte, por lo que semejante movimiento limita y daña en profundidad su economía. Ello podría implicar que el dictador conoce de un mal mucho mayor y de la propia incapacidad de su sistema sanitario por gestionar la pandemia, que ya ha saturado los sistemas sanitarios de países mucho más saneados. 

Hasta el momento habían bloqueado absolutamente la zona de Kaesong y habían cerrado las fronteras, el espacio aéreo y las aguas territoriales, poniendo vigilancia en toda la línea costera. Ahora parece ser que incluso se ha ejecutado a algún guarda por no realizar correctamente sus protocolos de prevención. También se ha ordenado calcinar los residuos que llegan por mar. 

Kim Jong Un, el dictador que últimamente ha estado más ausente de lo habitual hasta el punto en que dos ocasiones parecía que iba a ser reemplazado por su hermana, se encuentra con un país en el filo entre las manos. No sólo acaba de cortar los lazos con la economía que suponía hasta el 90% de sus importaciones y exportaciones sino que acumula numerosas multas internacionales por su programa de armas nucleares. 

Esta nueva medida, contrapuesta a las licencias que por motivos festivos están otorgando muchos países a sus restricciones y que probablemente engendren una tercera ola de infecciones, supone también un nuevo reto para la economía China que deberá reorientar toda esa mano de obra que generaba los productos para Corea del Norte. Sorprenden también las medidas ya que China es uno de los países que más rápido ha atajado la pandemia y con menor número de infectados en la actualidad.

Sin embargo, creen los analistas como Joshua Berlinger que el pánico podría deberse a que, por pocos que fueran los casos, saben los dirigentes de Corea del Norte que su sistema sanitario es profundamente deficitario, incapaz incluso de atajar la tuberculosis, por lo que el efecto a escala entre 25 millones de habitantes podría ser devastador. Aunque también lo será para sus ciudadanos la crisis económica si al final se ven forzados a cerrar importantes factorías y con un gobierno que acumula severas sanciones internacionales que todavía debe pagar.