Hace tan sólo una semana, el presidente Trump asistía a la Latino Coalition Legislative Summit, un evento que poca difusión tuvo en las redes y que estuvo promocionado por la mismísima Casa Blanca.

A pesar de su constante retórica anti-latina y contra la inmigración en general, el presidente Trump accedió de muy buena gana a hablar frente a la Latino Coalition (LC), un grupo de empresarios hispanos que “trabajan por el cambio en las políticas que afectan a la población latina en Estados Unidos”.

Según explicaba USA Today, la TLC “es una organización sin fines de lucro ubicada en el Sur de California, con oficinas satélite tanto en Washington como en México”, pero lo que pocos saben es que esta organización está dirigida por un ex funcionario de la Administración Bush, Héctor Barreto, y sus inclinaciones políticas siempre han sido “más hacia la derecha que otros grupos como la Cámara Hispana de Comercio y muchas de las Cámaras Hispanas a nivel local y estatal”, según explica Ángelo Falcón, del National Institute of Latino Policy.

La organización plantea una agenda de desarrollo de “iniciativas y asociaciones que fomentan la equivalencia económica y realcen las empresas en general, y el desarrollo económico y social para los Latinos”, y se promociona como “uno de los grupos Latinos más efectivos a nivel nacional”.

Considerando que los hispanos y latinos son la población minoritaria más grande en el país actualmente, no es de extrañar que cuando de empresarios se trata, Trump muestre su mejor faceta.

Estos fueron los comentarios más importantes del Presidente ante la organización:

• “Ustedes son buenos empresarios. Lo sé. Conozco eso de primera mano. He competido con ustedes por muchos años (risas)”.
• “Quiero agradecerles a todos, a todos los líderes Latinos de empresas, quienes son la prueba viviente de que el Sueño Americano está de vuelta, más fuerte que nunca”.
• “La comunidad Latina personifica el espíritu americano del pionero. Somos una nación que ama la aventura, y ustedes aman la aventura (risas), y que celebra el correr riesgos, y que abraza la fe y la familia como el verdadero centro de la vida estadounidense”.
• “Como presidente, estoy comprometido a explotar el verdadero potencial de la comunidad latina al remover los pesos gubernamentales, restaurar la seguridad en nuestros barrios, y defender los intereses estadounidenses para que todos nuestros ciudadanos puedan prosperar”.
• “Las empresas dirigidas por latinos ahora comprenden más del 10% de todos los negocios en Estados Unidos, proveyendo puestos de trabajo para más de 2 millones de trabajadores estadounidenses. Estos negocios contribuyen en casi medio millón de dólares con nuestra economía, tan sólo durante el año pasado”.
• “Estamos intentando conseguir una victoria de DACA para todos, por cierto. Y los demócratas no se ven en ningún lado. No se ven”. (Aplausos). “Este es nuestro momento. Vayan a conseguir DACA. Vayan y presionen a esos Demócratas. Les digo que este es un momento para DACA, para todos nosotros.”
• “Estas reformas (económicas) son apoyadas por la gran mayoría de los votantes latinos. De hecho, más de 8 de cada 10 latinos votantes piensan que la inmigración en nuestro país debería basarse en habilidades, no sólo en una relación con gente que ni siquiera conoces”.

Cualquiera que no haya seguido de cerca el desarrollo de esta Administración, podría estar en total acuerdo e incluso apoyar a la versión del presidente que habló a la TLC.

Si bien su sensibilidad con quienes comparten sus visiones de empoderamiento económico es normalmente más empática, no queda duda de que detrás de cada palabra iba un guiño al temor de perder una mayoría Republicana en los órganos judiciales este mes de noviembre, a través de su mejor campaña de “divide y vencerás”, apuntando a la comunidad hispana de derecha que podría aumentar su apoyo.

Pero si algo bueno hay que sacar de todo este discurso, es que finalmente el presidente reconoció que la fuerza de la población latina en Estados Unidos es imparable.