“Estamos cada vez más cerca de tener el gabinete que quiero”, decía el presidente Donald Trump a los medios, después de anunciar el despido de su Secretario de Estado, Rex Tillerson, y antes de embarcarse vía San Diego a visitar los modelos piloto de su muro fronterizo.

Según reportó el Washington Post, Trump habría solicitado a Tillerson el pasado viernes que pusiera su cargo a la orden, lo que hizo que el diplomático adelantara su regreso a Washington desde África el día lunes. Al aterrizar en el país, Tillerson aún desconocía las razones de su despido, en especial después de haber asegurado durante meses a los medios que tenía “todas las intenciones de quedarse”.

Si bien varios medios anunciaban desde el pasado mes de noviembre que Trump ya barajeaba la opción de despachar a Tillerson – en especial tras desacuerdos en asuntos internacionales clave como el Acuerdo Climático de París y el acuerdo nuclear con Irán – el diplomático ha sido la figura más conflictiva con el presidente y que más tiempo ha tardado en salir de su gabinete.

“No estamos de acuerdo en varios asuntos, como el acuerdo con Irán”, dijo Trump a los reporteros este martes. “Así que no estamos pensando igual. Con Mike Pompeo, tenemos un proceso de pensamiento similar”.

En miras de un posible encuentro con el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, la maniobra del presidente se interpreta como una necesidad imperante de cerrar filas a su alrededor en asuntos tan delicados como un acuerdo con su antagonista principal.

Según fuentes cercanas a Tillerson, la gota que derramó el vaso fue su aislamiento del posible acuerdo con Jong-un, una decisión unilateral tomada por el presidente mientras su principal diplomático aún se encontraba en el extranjero.

“Tillerson había expresado desde hacía tiempo su interés por una solución diplomática para el estancamiento nuclear con Corea del Norte, y se molestó por haber sido dejado fuera del círculo cuando Trump decidió dar marcha al acuerdo”, explicó el Post, citando a un funcionario de la Casa Blanca.

Como es frecuente, la decisión fue hecha pública a través de la cuenta personal de Twitter del presidente, y según reportaron NBC y CNN, Tillerson se habría enterado de su despido a través de la plataforma.

Esto fue confirmado por el Departamento de Estado, cuando emitió un comunicado en el que explicaba que, “el Secretario tenía todas las intenciones de quedarse debido al crítico progreso hecho en temas de seguridad nacional. Extrañará a sus colegas en el Departamento de Estado y a los ministros de exterior con los que ha trabajado alrededor del mundo. El Secretario no habló con el Presidente y desconoce las razones, pero está agradecido de haber tenido la oportunidad de servir, y aún cree que el servicio público es un noble llamado”.

Por su parte, el presidente ha considerado al director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Mike Pompeo, desde hace meses como un posible colaborador por sus posturas similares, según continúa el reporte del Post, e incluso se le ha visto en una serie de reuniones “que no incumben necesariamente a su agencia, sencillamente porque le cae bien a Trump”, explicó otra fuente al medio.

“Como director de la CIA, Mike se ha ganado el reconocimiento de miembros de ambos partidos al fortalecer nuestra recopilación de información, modernizar nuestras capacidades de defensa y ofensa, y por construir fuertes nexos con nuestros amigos y aliados en la comunidad de inteligencia internacional”, dijo el presidente en su comunicado. “He podido conocer muy bien a Mike durante los últimos 14 meses, y estoy seguro de que es la persona adecuada para el puesto en un momento clave como este”.

Sin embargo, la constante remodelación del gabinete presidencial es percibido como inestabilidad dentro de la Casa Blanca, y es signo de un presidente que exige lealtad a ciegas cuando de decisiones se trata.