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Javier Palomárez (D) y Cristina García (I) son dos de los personajes latinoamericanos acusados de acoso sexual en Estados Unidos. 
Javier Palomárez (D) y Cristina García (I) son dos de los personajes latinoamericanos acusados de acoso sexual en Estados Unidos. 

El acoso sexual y la comunidad latinoamericana en Estados Unidos

El 2017 será recordado como el año en el que todos dijimos “Ya Basta” al acoso sexual. Desde Hollywood hasta el Capitolio, miles de personas han denunciado a…

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Entre la cultura machista que ha forjado a Latinoamérica y las aseveraciones exageradas del Presidente Trump – que calificó al inmigrante mexicano de “violador” – el estigma del acoso sexual en nuestra comunidad es todavía un tabú que no termina de ceder ante movimientos como el #MeToo, por ejemplo.

Apenas la semana pasada, los medios divulgaban las historias de Javier Palomarez (ex director de la Cámara Hispana de Comercio en Estados Unidos) y la asambleísta de California, Cristina García, quienes habían sido acusados de presunto acoso sexual. Para muchos, era la primera vez que veían un nombre latino asociado públicamente a este fenómeno.

Hace algunos meses, la noticia del senador Tony Mendoza también llamó la atención, pero mientras en Hollywood se producía un gran alboroto, en el día a día de muchas mujeres latinas el silencio seguía siendo la norma.

Actualmente, los latinos en Estados Unidos suman 58 millones de personas, según los análisis del Pew Research Center. De ellos, el 21.2% de las mujeres han asegurado haber experimentado algún tipo de abuso sexual, según el National Violence Against Women Survey (NVAWS), siendo perpetrado el 23.4% de las veces por su pareja sentimental. Asimismo, el 48% de las latinas reportaron en el estudio que “la violencia por parte de su pareja había aumentado desde que inmigraron a Estados Unidos”.

La naturaleza de la cultura latinoamericana es sin duda lo que hace más difícil abordar este tipo de problemas. Con una estructura social fuertemente religiosa, donde “las mujeres reciben el rol de esposa y madre”, el divorcio aún no termina de ser aceptado y existen aún cierto tipo de reticencias con respecto a los métodos anticonceptivos, lo que anula en gran parte el poder de decisión de la mujer latinoamericana. Es por ello que, según continúa el NVAWS, “las mujeres latinas frecuentemente aceptan su situación con resignación”.

Con estas características, la Oficina para Víctimas del Crimen (OVC) proyecta que “para el año 2050, el número de mujeres de origen hispano que hayan experimentado algún tipo de violencia sexual podría alcanzar los 10.8 millones”, en especial por la perpetuación de conductas agresivas dentro del hogar (según Raquel Kennedy Bergen, las mujeres latinas casadas son menos propensas a definir sus experiencias de sexo forzado por sus esposos como “violación”).

De la misma manera, el Southern Poverty Law Center reportó que el 77% de las mujeres latinas aseguran que “el acoso sexual es un grave problema en los lugares de trabajo” por la objetificación de su cuerpo o por ser consideradas individuos “débiles” en general.

Y en la era Trump, la situación no hace sino agravar.

Ante el miedo de ser deportadas si reportan el crimen, las mujeres que han sido víctimas de acoso sexual prefieren callar y seguir sufriendo en silencio.

Como escribió Grace Huang (directora de Políticas en el Instituto sobre Violencia de Género de Asia Pacífico, en Oakland, CA) al Huffington Post: “el miedo a la deportación es una de las principales barreras que previenen a las víctimas inmigrantes de buscar ayuda”, explicó. “Los atacantes frecuentemente explotan este miedo como herramienta para mantener a sus víctimas calladas”.

Si bien es mucho lo que se ha conseguido con el movimiento de reivindicación femenina en los últimos meses, la población latina sigue siendo una de las más afectadas y, al mismo tiempo, una de las menos representadas en el debate público.

Considerando que el acoso en la calle comienza a más temprana edad para mujeres latinoamericanas, como reportó el estudio Stop Street Harassment, y que la mayor parte de los centros de ayuda y materiales de formación y prevención no se hallan disponibles en español, nuestra lucha es más inminente que nunca.

El momento es ahora. Habla, denuncia y comparte.

Si eres víctima de acoso sexual en Filadelfia, no dudes en contactar a Women Organized Against Rape, donde sabrán atenderte en tu propio idioma.