La NRA y los Republicanos, un idilio de más de 40 años
Después del fatídico tiroteo en Parkland la semana pasada, la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) ha salido al escenario como la…
No es secreto para nadie que la política estadounidense se maneja con dos grandes palancas: la opinión pública y el dinero; siendo frecuentemente el segundo quien dispone del primero.
Fundada en 1871, la National Rifle Association (NRA) – una organización “sin fines de lucro” que promueve los derechos armamentísticos – se ha involucrado en la gestación de leyes desde 1934, promoviendo las protecciones a sus miembros y ciudadanos pro-armas en general desde 1975.
Habiéndose transformado en uno de los grupos cabilderos más influyentes en Washington, la NRA posee más de 5 millones de miembros desde el 2013, y cuenta hoy en día con una red de organizaciones subsidiarias cuyos tentáculos han minado la política estadounidense hasta sus cimientos.
Después de que la National Firearms Act de 1934 fuera aprobada como la primera ley federal de control de armas, la NRA se enfocó en los grupos deportistas y de cazadores a nivel nacional, como manera de desviar los asuntos políticos en torno al porte de armas. Pero ciertos activistas por los derechos armamentistas, encabezados por Harlon Carter, comenzaron a participar más activamente en el cabildeo y el financiamiento de campañas políticas que beneficiaran a los fanáticos de las armas a partir de los años 70.
Sus objetivos políticos se vieron acompasados por la potente bancada conservadora del Partido Republicano, estableciendo un comité de acción política (PAC) que se transformaría en “uno de los derrochadores más grandes en las elecciones del Congreso” bajo el título de Political Victory Fund.
Durante las últimas décadas, la NRA ha remontado en poder e influencia gracias a las estrategias de su principal estratega político, Chris W. Cox, quien logró donar dinero a más del 88% de los candidatos Republicanos y a tan sólo un 11% de los Demócratas.
Para Lee Drutman, politólogo de la Sunlight Foundation, las contribuciones de la NRA “se tratan más de alianzas políticas que de influencia”, y ello puede percibirse en la historia de afiliaciones del Political Victory Fund, quien apoyó a personajes como Ronald Reagan en 1980 o Rick Santorum en el 2006.
Asimismo, la NRA llegó a gastar hasta 40 millones de dólares en las elecciones del 2008, incluyendo 10 millones en oposición a la elección de Barack Obama.
Más recientemente, la NRA mostró su absoluto apoyo al presidente Trump desde su campaña presidencial, asegurando que su apoyo “se debía en parte a la fuerte postura a favor del control de armas de Hillary Clinton”.
Según reportó el centro de investigaciones políticas Open Secrets, la NRA donó hasta 30 millones de dólares para la elección de Donald Trump en el 2016, así como 6.2 millones para la campaña del Senador Richard Burr, 3.2 para Marco Rubio, 3 para Roy Blunt, 2.8 para Todd Young, 2.5 para Joe Heck y 2.2 para Rob Portman, en una estrategia agresiva para que los Republicanos ganaran de nuevo la mayoría en el Senado.
Y los resultados se vieron de manera casi inmediata.
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Como si el dinero redactara los discursos, Trump dijo durante su campaña que “la Segunda Enmienda se encuentra amenazada como nunca antes. La deshonesta Hillary es la candidata más anti-armas, anti-Segunda Enmienda que jamás haya postulado a la presidencia”.
Entre financiamiento de campaña (y discursos), publicidad y equipo, la NRA logró definir 4 puestos en el Senado y 3 en la Cámara de Representantes en el 2016, y asegurar que el derecho a portar armas sin estrictas regulaciones siguiera intacto.
Pero el asunto es más complicado que un “2+2”.
En Estados Unidos, más del 40% de los hogares poseen armas de fuego, según los análisis del Pew Research Center, y aún cuando casi tres cuartos de los Republicanos se inclinan a favor de organizaciones como la NRA, realmente la influencia de los cabilderos a favor de las armas tan sólo es una de las aristas de una maquinaria económica que se organiza en torno a la estructuración del panorama político del país.
Como explica Vox, “la NRA le dio casi un millón de dólares a los PACs de los Senadores Republicanos en el 2014, lo que representa el 1% de los 67 millones que recaudaron en total ese año”. Esto pone en perspectiva la real influencia del dinero de la NRA en los votos definitivos de los legisladores. Pero para Drutman, quien es también alto miembro del grupo de expertos New America y colaborador de Vox, el verdadero nexo entre los Republicanos y la NRA tiene que ver con la cantidad de votos que la organización puede movilizar.
"La forma en que creces en la política republicana es apoyando los derechos de las armas, y lo haces porque hay muchos votantes republicanos en la coalición que se preocupan mucho por los derechos de las armas", explicó Drutman.
En resumidas cuentas, la verdadera batalla que se debe librar para llegar a una solución a los tiroteos masivos es, entonces, una aproximación multilateral que incluya no sólo un control de armas sino una ley que satisfaga al 40% de la población que cree a pie juntillas su derecho a estar armados hasta los dientes, sin importar cuán grave sea el efecto colateral.
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