En tan sólo 3 días, las fuerzas de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), arrestó a más de 150 inmigrantes indocumentados en la región norte de California.

Según reportó el San Francisco Chronicle, la operación fue llevada a cabo como “un barrido” desde el Central Valley hasta las zonas más al norte del estado, “tocando puertas y deteniendo personas” en las ciudades de San Francisco, Bay Point, Sacramento y Stockton. De acuerdo al comunicado escrito de los funcionarios de la oficina, “la mitad de esos detenidos poseían condenas criminales, incluso por crímenes violentos”.

La ola de redadas había sido avisada por la alcaldesa de Oakland, Libby Schaaf, quien durante el fin de semana hizo pública la advertencia de que, según “fuentes creíbles”, el ICE comenzaría a barrer las comunidades a partir del día domingo.

Para el director interino del ICE, Thomas Homan, la actitud de Schaaf habría sido “irresponsable y obviamente basada en su agenda política”.

“Jurisdicciones Santuario como San Francisco y Oakland protegen peligrosos criminales extranjeros de las fuerzas del orden a expensas de la seguridad pública”, aseguró Homan. “Debido a que estas jurisdicciones evitan que el ICE arreste a extranjeros criminales en los límites seguros de una cárcel, obligan a los oficiales a hacer más arrestos afuera en la comunidad, lo que aumenta los riesgos para las fuerzas del orden y para el público”.

Por el contrario, para la alcaldesa Schaaf su comunidad (que cuenta con un 25.4% de ciudadanos de origen hispano o Latino) merecía “conocer sus derechos y sus opciones legales”. En una declaración de prensa el pasado martes, Schaaf defendió su decisión asegurando que “era mi intención que una madre o un padre utilizaran la información para mantener unida a su familia. No me arrepiento de haber compartido esta información. Es el derecho legal de Oakland como ciudad santuario y no hemos violado ninguna ley”, aseveró. “Creemos que nuestra comunidad está más segura cuando las familias permanecen unidas”.

Asimismo, el alcalde de San Francisco Mark Farrell emitió un comunicado en el que decía que la ciudad “no se acobardará mientras la administración continúa con su plan político de castigar azarosamente a las ciudades santuario”.

“Nosotros nos mantenemos del lado de nuestros vecinos inmigrantes que son arduos trabajadores y que cumplen la ley, y nos unimos a la respuesta contra la retórica divisiva de este presidente”.

Esta es la tercera operación de intimidación llevada a cabo por el ICE durante los últimos dos meses en California, después de que a principios de febrero arrestara a más de 200 inmigrantes presuntamente indocumentados en Los Ángeles y de que acosaran a 122 negocios que pudieran haber empleado a ciudadanos indocumentados durante el mes de enero.