Si bien dos masacres llaman especialmente la atención, la del 29 de septiembre y, la más reciente, el 12 de noviembre, estos no han sido los únicos días con muertes violentas al interior del penal del Litoral, en Guayaquil, ya que entre las dos fechas los enfrentamientos mortales han sido la constante.

A pesar de que el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, intentó frenar la escalada de sangre mediante la declaración de un estado de excepción carcelario, en septiembre, y un estado de emergencia nacional, en octubre, la lucha por el control de la abarrotada prisión no cesa y, por el contrario, deja numerosas víctimas en la población penitenciaria que no hacen parte de ninguno de los bandos en disputa. 

Esta ola de violencia también desencadenó, en las últimas horas, la renuncia de los jefes de prisiones y de las Fuerzas Armadas de Ecuador.

Hacinamiento y disputas entre bandas criminales

De acuerdo con la prensa ecuatoriana, el hacinamiento en el penal supera el 52 %, a lo que Pablo Arosemena, el gobernador del Guayas, provincia en la que se ubica el centro de reclusión, señaló que intentan combatir este fenómeno con una estrategia que incluye el traslado de internos a otras cárceles, indultos y la deportación de internos no nacidos en Ecuador, procesos que no han avanzado lo suficientemente rápido para evitar más perdidas humanas.

Asimismo, desde el Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y Adolescentes Infractores, Snai, indican que en el Litoral tan solo se encuentran asignados 80 guardias, que por ley deben estar desarmados, para custodiar a 8.000 prisioneros, los cuales se dividen en 12 peligrosos patios.

Actores de la disputa

Las autoridades ecuatorianas señalan a tres bandas criminales locales como las causantes de las sangrientas confrontaciones al interior del penal. Se trata de los Choneros, los Lobos y los Tiguerones, quienes se disputan a muerte el control de la distribución de narcóticos y los favores de carteles mexicanos como los de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación. 

Corrupción

Desde armas corto punzantes hasta granadas entrarían clandestinamente a esta prisión, lo que hace que esta guerra dentro del Litoral se potencie mucho más. Una de las causas que ha permitido el ingreso de todo un arsenal a este centro penitenciario es precisamente la corrupción de varios de sus funcionarios, quienes se dejan seducir por los poderosos presupuestos de las bandas de narcotráfico locales y mexicanas, cuya operación se extiende más allá de Guayaquil.

Choque entre Gobierno y Corte Constitucional

Mientras varias tanquetas blindadas custodian los alrededores de esta prisión, el presidente Lasso ha sido enfático al solicitar a la Corte Constitucional que le permita hacer uso de las herramientas que tiene en su poder para hacer frente a esta crisis. Entre ellas está el permitir la militarización de los penales (hasta el momento solo se le permite al ejército vigilar la parte exterior de la cárcel) y la extensión del estado de emergencia, el cual fue limitado a un mes por el tribunal.

“Como Gobierno, haremos caer sobre los violentos toda la fuerza de nuestras leyes e instituciones. Movilizaremos todos los recursos necesarios para garantizar que el Ecuador sea siempre el país de paz que todos amamos”, señaló el mandatario en su cuenta de Twitter, donde luego también aseguró que en el mismo cuerpo legal atacarán la raíz del problema, es decir, “los jefes de las mafias”. Lasso concluyó el día hablando de apoyo internacional y recalcando que ampliarán y aplicarán la teoría de autoría por dominio de organización. Es decir, “los jefes de bandas también pagarán por los delitos que ordenen cometer”.