El fuego siempre es una señal de alarma. En California, una serie de incendios sin precedentes en el norte del estado han dejado, al menos, 10 muertos, 20.000 personas evacuadas y 1.500 edificios destruidos, en una de las peores emergencias que ha vivido jamás ese estado, informaron hoy autoridades locales.

La situación podría empeorar debido a los fuertes vientos. El mes de octubre suele concentrar los incendios en California debido a los conocidos como "vientos del diablo", unas ráfagas de aire que, junto a las altas temperaturas y la sequedad de la maleza, permiten la expansión rápida del fuego, según EFE.

"Esto es realmente serio, se está moviendo muy rápido. El calor, la falta de humedad y los vientos nos están llevando a una situación muy peligrosa y lo están empeorando. No está bajo control, pero estamos intentándolo de la mejor forma que podemos", dijo el gobernador de California, Jerry Brown, en rueda de prensa.

Brown ha declarado el estado de emergencia en los ocho condados dañados por los incendios y ha pedido al presidente Donald Trump, que declare la situación de desastre en esas zonas ante los terribles daños que el fuego ha causado en infraestructuras y miles de casas.

Pero el presidente Trump no es muy dado a tomarse en serio las catástrofes medioambientales. En medio del drama ecólogico y humano creado no solo por los fuegos en California, sino por los huracanes que han arrasado Texas, Florida y Puerto Rico el mes pasado, la Administración Trump no ha cambiado su pasividad ante el cambio climático. 

El periódico español La Vanguardia destaca este martes que el director de la Agencia de Protección Ambiental, Scott Pruitt,  firmará hoy martes una propuesta legislativa para derogar la Ley de Energía Limpia del anterior presidente Obama.

"La guerra contra el carbón ha terminado,” dijo ayer Pruitt, orgulloso de que su administración haya puesto fin a una ley que establecía límites a la emisión de gases invernadero en centrales eléctricas (entre otros) para cumplir con los acuerdos del Pacto del Clima de París (del que Trump ha decidido retirar a EE.UU). 

Según el diario El País, "una debilidad legal del plan de Obama consiste en que daba por hecho que las plantas eléctricas afectadas debían sustituir el carbón por energías limpias como la eólica buscando suministros en otras instalaciones."

Para derrocar la ley Obama, la Administración Trump se aferra a la ilegalidad, argumentando que la regulación que dicta que la EPA únicamente puede exigir a las centrales medidas para reducir las emisiones que puedan adoptarse en las mismas instalaciones.