La DEA desmiente que el muro de Trump sea una solución para el tráfico
El jefe de la Administración Para el Control de Drogas, Robert W. Patterson, aseguró que es necesario otro tipo de estrategias.
“Vamos a construir el muro”, aseguró Trump durante toda su campaña presidencial, “y México pagará por él”.
El argumento constante del candidato y ahora presidente ha sido que un muro fronterizo con México logrará poner un paro al flujo de drogas y, al mismo tiempo, detendrá la fuerza de las pandillas, del narcotráfico y hasta de la crisis de opioides que se ha cobrado 65.000 vidas tan sólo durante el 2016.
Su obsesión es tan fuerte, que ha puesto su deseado muro en el medio de negociaciones para el financiamiento del gobierno y en general, para cualquier decisión que incluya ceder ante las demandas del Partido Demócrata.
Pero para Robert W. Patterson, administrador interino de la Agencia Antidrogas (DEA, por sus siglas en inglés), el posicionamiento de Trump con respecto al muro no es la solución.
“Esta no es una cosa fácil de arreglar. Si hubiera dos o tres respuestas para solucionar este problema, entonces yo debería ser despedido, hay miles de cosas que necesitan ser abordadas”, dijo el funcionario con más de 30 años de experiencia en una rueda de prensa durante su visita a la Ciudad de México.
Patterson fue nombrado como administrador interino por el Fiscal General Jeff B. Sessions y el Vice Fiscal General Rod J. Rosenstein el pasado mes de octubre por ser “el agente especial con más alto rango en la DEA” según afirmó el mismo Sessions.
Frente a los medios, Patterson explicó que “cuando dos países como México y Estados Unidos comparten información para desmantelar a las organizaciones criminales, lo deben hacer ‘al cien por ciento y de manera recíproca’, a fin de que se mueva en ambas direcciones”, reportó Mundo Hispánico.
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El administrador hizo referencia a que un factor importante del problema “tiene que ver con la amplia demanda estadounidense” y la corrupción que afecta tanto a México como a otros países de la zona.
“Esas personas son tan responsables como quienes mueven una carga de cocaína del punto A al punto B,” sentenció. “(…) de hecho voy a ir un paso más allá y diré que las personas en puestos públicos de confianza y que violan esto son mucho peores que los propios infractores, porque los ciudadanos de nuestros países deben poder confiar en el sistema”.
Sin embargo, para el presidente Trump la frontera ha sido el eslabón de negligencia de gobiernos precedentes, y su retórica ha intentado convencer a los menos informados de su urgencia y de su eficacia para frenar el flujo de drogas hacia Estados Unidos, uno de los países con mayor demanda de opioides y cocaína en la región.
Así lo aseguró el entonces Secretario de Estado Rex Tillerson y el Secretario de Seguridad Nacional, John Kelly, durante su visita a México en mayo del 2017. “Nosotros los estadounidenses debemos hacernos cargo de este problema”, dijo Tillerson a los reporteros. “No existe otro mercado, es sólo nuestro”.
En un país donde el presidente prefiere culpar a los extranjeros de los problemas internos – en vez de apoyar los programas de salud que podrían ayudar al tratamiento y recuperación de su población en riesgo – ni un muro ni las masivas deportaciones evitarán que la población sea víctima de una mala administración.
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