"El feminismo quiere cambiar el papel tradicional de la mujer", dijo Andrés Manuel López Obrador durante la inauguración de un hospital de salud materna en Texcoco. 

Las declaraciones del presidente fueron una sorpresa, ya que el principal objetivo del movimiento feminista en México es hacer visible la violencia de género que existe en el país. 

Según las alarmantes estadísticas presentadas por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), en México, "en el primer trimestre de 2020, un promedio de 11 mujeres fueron asesinadas cada día". 

El propósito del discurso de AMLO es ocultar la realidad de la situación desplazando la atención hacia otros asuntos.

Una táctica que también utilizó hace un par de meses, cuando decidió sortear el avión presidencial en el Día de la Mujer, el mismo día en que se realizaba el paro nacional #UnDíaSinMujeres.

Como ha sucedido en los dos años de su mandato presidencial, AMLO no ha dejado de contradecirse. Se ha convertido en todo lo que dijo que iba a erradicar y combatir durante su campaña presidencial. 

"No somos machistas", declaró el jefe de Estado en febrero, antes de que cuatro mujeres de su gabinete renunciaran a sus puestos federales. 

Las declaraciones de AMLO en los últimos meses, así como las iniciativas contra la violencia de género, son intentos de cubrir la magnitud del problema que existe en el país y que ha crecido exponencialmente desde hace varios años. 

Según los datos presentados por El Economista, en México, el feminicidio y la violencia contra la mujer se han triplicado en la última década, ya que dos de cada tres mujeres menores de 15 años han sufrido algún tipo de violencia de género. 

Según la declaración del presidente: "La tradición de México es que las hijas son las que cuidan de sus padres". 

Al destacar que la "tradición" en México, que establece que el trabajo de las hijas es quedarse en casa cuidando a sus padres, AMLO está normalizando costumbres que se han intentado eliminar durante décadas. 

Otro ejemplo de cómo ha evitado sus deberes presidenciales es claro cuando afirma que "la familia es la institución social más importante de México". Esto, dice, en lugar de políticas públicas contra un problema que sólo ha aumentado durante la pandemia de COVID-19.

Una de cada 200 mujeres ha sufrido algún tipo de violencia doméstica desde el comienzo de la pandemia, momento en el que el gobierno pidió a la gente que se quedara en casa.

Como se afirma en Animal Político: "el miedo, la ansiedad, el estrés económico y el confinamiento en las casas pueden ser algunos de los desencadenantes de la violencia".

En un intento por superar este problema, el gobierno introdujo una campaña fallida, "Cuenta Hasta 10", que animaba a los agresores a tomarse unos segundos para mediar en las acciones violentas. 

La ligereza de la campaña fue señalada por la CNDH, ya que estas iniciativas sólo minimizaban el problema de la violencia contra las mujeres en México sin tener en cuenta el contexto de la situación actual.