En 48 horas, el panorama en Venezuela cambia radicalmente
El desencadenamiento de la violencia en las fronteras de Venezuela con Colombia y Brasil tras el intento del ingreso de ayuda humanitaria al país ponen…
“El porvenir de Venezuela se cuenta ahora en horas”, aseguró el periodista César Miguel Rondón a través de su canal personal de Twitter, el único medio al que han podido recurrir los venezolanos durante las últimas horas para entender lo que sucede en el país.
Durante el día sábado, la Asamblea Nacional venezolana, en coordinación con gobiernos como el de Colombia, Chile y Paraguay, y bajo la dirección del presidente encargado Juan Guaidó, llevó hasta las fronteras de Colombia y Brasil toneladas de ayuda humanitaria recolectadas a nivel internacional, que incluían productos de apremiante necesidad en el país.
Después de una campaña de semanas, y tras el desconocimiento del gobierno de Nicolás Maduro por parte de la comunidad internacional, diputados y voluntarios en todo el país se movilizaron para desafiar al régimen chavista desde las fronteras, intentando hacer llegar a los más necesitados medicamentos y alimentos.
Contando con la inflación más alta del mundo, la población venezolana no tiene acceso a alimentos ni a medicamentos de primera necesidad, y desde el 2015 más de 3 millones de venezolanos han abandonado el país en búsqueda de medios para subsistir.
Aún así, Maduro ordenó a las Fuerzas Armadas bloquear los puntos de entrada al país y reprimir cualquier intento de ingreso de camiones y gandolas, asegurando que se trataba de una “intervención” estadounidense, y negando de lleno la existencia de una crisis humanitaria en el país.
El enfrentamiento de ambas posiciones tuvo un saldo de cuatro muertos, más de 285 heridos y 160 militares que bajaron sus armas y cruzaron la frontera para sumarse al presidente Guaidó y a la mayoría del país.
Algunos de los militares que desertaron declararon que la orden era “masacrar al pueblo” y que el régimen había dado luz verde a colectivos paramilitares para que abrieran fuego contra los voluntarios en las fronteras.
Asimismo, varios medios reportaron que una de las líderes chavistas, Iris Varela, había uniformado y armado a más de tres mil prisioneros en las cárceles nacionales, quienes se sumarían a los colectivos para “defender la patria”.
Tan sólo en la frontera con Brasil, las fuerzas del gobierno abrieron fuego contra la comunidad civil e indígena de la zona, quienes intentaron por todos los medios hacer que la ayuda humanitaria entrara al país.
La tribu local de los Pemones fue amedrentada y perseguida durante toda la jornada, y para el día domingo la zona estaba sumida en toque de queda.
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Habiendo enfrentado gases lacrimógenos, perdigones y balas, los diputados y voluntarios tan sólo lograron que dos camiones de ayuda humanitaria lograran entrar en ambas fronteras. El resto fue impedido por las fuerzas militares adeptas al régimen quienes cruzaron el límite de lo que se creía posible, y optaron por quemar uno de los camiones.
Mientras sus fuerzas masacraban al pueblo, Nicolás Maduro literalmente bailaba salsa en una tarima en la capital, desde donde denunciaba una intervención militar estadounidense y le decía al presidente Trump “Hands Off Venezuela”.
La estrategia de Guaidó y de sus asesores internos, hasta el momento, era la de ejercer presión diplomática en concordancia con gobiernos de la región, en espera de que la mayoría de las Fuerzas Armadas venezolanas le reconocieran y colaboraran con lo que han llamado “el cese a la usurpación”.
Sin embargo, la violenta respuesta de Maduro durante el día sábado solicita ahora un cambio de maniobra que podría incluir el uso de la fuerza.
“Los acontecimientos de hoy me obligan a tomar una decisión: plantear a la comunidad internacional de manera formal que debemos tener abiertas todas las opciones para lograr la liberación de esta patria”, escribió Guaidó tras los eventos violentos del día sábado.
Habiendo sido reconocido por la mayoría de los gobiernos internacionales, el presidente encargado anunció que se reunirá este lunes en Bogotá con el Grupo de Lima, coalición de países en la región que han hecho insistencia en el fin de la dictadura de Maduro y han buscado soluciones para la crisis venezolana que ha desbordado sus fronteras.
Como medida de seguridad, el presidente colombiano Iván Duque anunció que no se permitirá a manifestantes ni a fuerzas del orden acercarse a la frontera con Venezuela, y el gobierno de Brasil ha tomado medidas parecidas, hasta que la reunión del día lunes disponga de una nueva ruta de acción.
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