El conocimiento es poder y los Republicanos lo saben
La férrea disputa sobre la Ley de la Cámara 2281 ha llegado a la Corte Federal en Arizona, donde una demanda alega que la ley de prohibición del programa de…
Hace siete años, la Legislatura de Arizona aprobó una ley que prohibía el programa de estudios mexico-americanos en las escuelas públicas de Tucson. La ley fue patrocinada por el entonces superintendente de las escuelas estatales Tom Horne, y también por el entonces senador republicano del estado, John Huppenthal, quienes redactaron la propuesta que sería aprobada por el gobernador Jan Brewer.
La Ley dictamina que “ninguna escuela distrital o subvencionada podrá ofrecer formación alguna que promueva el derrocamiento del gobierno de Estados Unidos o el resentimiento hacia una raza o clase particular”, prohibiendo de esta manera los cursos diseñados fundamentalmente para alumnos de grupos étnicos particulares o para grupos que avocaran por la solidaridad étnica, argumentando que cada estudiante deberá ser tratado de manera individual.
A pesar de que el distrito de Tucson cuenta con cursos de estudios étnicos variados, el único programa que fue suspendido por supuesto rompimiento de la ley fue el de estudios mexico-americanos.
Es por ello que la demanda ha sido introducida por Maya Arce, estudiante de la Universidad de Arizona, contra la Superintendente de Instrucción Pública de Arizona, Diane Douglas y la Junta de Educación Estatal de Arizona; el juicio ha dado inicio durante el pasado mes de junio y se reanudará el 17 de julio, según reportó AZ Central.
El curso había sido creado en 1998 después de que el grupo Tucson unified School District Parents introdujera una demanda por la ausencia de un departamento de Estudios Hispanos, argumentando que el distrito “promovía la segregación intencional y la discriminación inconstitucional basadas en raza u origen”, según reportó el medio Mother Jones.
El programa introducía un pensum de obras literarias mexico-americanas, de manera de “reducir la brecha entre los estudiantes latinos y sus compañeros”.
Pero tan sólo horas después de que Horne fuera investido como Fiscal General, anunció que el distrito escolar había violado la ley, dejando en manos de su colega Huppenthal la decisión de recortar en un 10% los fondos federales al distrito.
Frente a la amenaza, la Junta Escolar del Distrito de Tucson votó por suspender el programa de estudios mexico-americanos en el 2012 y confiscar todos los libros de las escuelas.
Los cursos de estudios étnicos surgieron en las universidades estadounidenses durante la lucha por los derechos civiles en la década de los años sesenta. En un principio, representaba una batalla intelectual por la reivindicación de las raíces y la reestructuración de la identidad del hombre de color. Durante los últimos años de la década de los años 90, los cursos fueron transformándose para ampliar el enfoque y abarcar todo tipo de etnias y culturas.
Según Curtis Acosta – antiguo profesor en la Escuela Secundaria Magnet en Tucson y uno de los fundadores del programa – el curso estuvo diseñado con la intención de dar seguridad a los estudiantes que no se conectaban con el currículum tradicional, según aseguró en su testimonio en corte.
El programa de estudios mexico-americanos de Tucson, logró crecer durante 13 años de manera exponencial, recibiendo a más de 1300 estudiantes de todas las etapas, tan sólo en el 2010. Según continúa el reportaje de Mother Jones, “una auditoría encargada por el estado en el 2011 recomendó, entre otras cosas, mantener y expandir el programa”.
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De la misma manera, el curso lograba grandes resultados en su audiencia. Según un estudio publicado en enero del 2016 y llevado a cabo por Thomas Dee y Emily Penner en el Centro de Análisis de las Políticas Educativas de la universidad de Standford, determinó que este tipo de cursos aumentaba la asistencia a clases en 21 puntos percentiles, así como también aumentaba el rendimiento escolar (sobretodo en evaluaciones GPA) en 1.4 puntos. El estudio concluye que “el curso reduce la tasa de abandono escolar y sugiere que este tipo de educación culturalmente relevante – al ser implementada en un contexto de apoyo y de alta calidad, puede proveer una base sólida para los estudiantes en riesgo”.
El caso de los programas de estudios étnicos (sobre todo el de los estudios mexico-americanos), llamó la atención de los conservadores cuando la activista por los derechos laborales Dolores Huerta, ofreció un discurso a los estudiantes en la Escuela Secundaria Magnet de Tucson, en el 2006. Huerta llamó a la reflexión de su audiencia sobre el porqué del “odio Republicano hacia los latinos”, haciendo referencia a la legislación migratoria que estaba en debate en el momento.
Según Mother Jones, ese comentario fue suficiente para que el entonces superintendente Horne catalogara el programa de estudios mexico-americanos como un “chovinismo étnico”.
Durante el inicio del juicio federal el pasado 27 de junio, la evidencia de los abogados en contra del otrora senador John Huppenthal habló por sí sola. Los abogados expusieron los comentarios racistas que habría publicado el conservador en varios blog en línea entre el 2010 y el 2013 utilizando dos seudónimos. Huppenthal comparó a los profesores del programa de estudios mexico-americanos con el Ku Klux Klan, según reportó el Huffington Post.
“Las clases de estudios mexico-americanos usan la exacta misma técnica que Hitler utilizó para llegar al poder”, dijo Huppenthal en uno de sus comentarios. “Nada de estaciones de radio en español, ni vallas en español, ni canales de televisión en español o periódicos en español. Esto es Estados Unidos, hablen inglés”.
Si bien estos comentarios podrían ser el argumento perfecto de que su campaña por la ley 2281 partía del racismo orgánico, Huppenthal no retiró lo dicho durante su testimonio en la corte, lo que sorprendió a muchos pues fue esta conducta la que le costó la reelección como superintendente en el 2014, una vez que sus seudónimos salieran a la luz pública.
A pesar de ello – y en un tono bastante paradójico – Huppenthal, quien se desempeña ahora como profesor de matemáticas “dedicado a las comunidades hispanas y más pobres”, aseguró que el éxito de los estudiantes hispanos recae sobre su capacidad de adaptación y su “fluidez en inglés”: “Si hablé sobre la necesidad de una fluidez en inglés, es porque creí que ayudaría a los estudiantes a ser exitosos”, dijo ante la corte.
Tony Díaz, uno de los más feroces defensores del programa de estudios mexico-americanos, ha decidido promover una movida social que ha llamado Librotraficante Caravan, como parte de la ONG literaria Nuestra Palabra: Latino Writers Having Their Say, a través de la cual han recuperado los libros prohibidos por la ley 2281 y los han devuelto como contrabando a Arizona. Díaz y compañía han dispuesto de varias librerías clandestinas incluso en otros estados, y el 21 de junio viajaron desde Houston hasta Tucson con su cargamento de libros.
Según comentó a Remezcla, Díaz aseguró que la meta es “crear conciencia sobre el juicio contra la prohibición de los estudios mexico-americanos en Arizona”, pues temen que este tipo de veto llegue a abarcar los estudios afroamericanos, asiáticos o incluso de género.
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