Para sorpresa de los escépticos, la Administración Trump ha dado un paso fuera de su coreografía eligiendo como nominado judicial de nuevo a un hombre blanco, pero esta vez, de origen hispano.

Fernando Rodríguez Jr. es un abogado estadounidense que ha trabajado como director de oficinas en campo en República Dominicana para la International Justice Mission, como parte de su larga trayectoria en la lucha contra el tráfico de personas.

Nacido en Harlingen (Distrito Sur de Texas) en 1969, Rodríguez egresó de la Universidad de Yale en 1991 y posteriormente, en 1997, de la Universidad de Texas, para convertirse en socio de la firma Baker Botts.

Su labor en el derecho se ha compaginado con el trabajo social de entidades religiosas en Latinoamérica, y es considerado por sus colegas como un hombre “con gran pedigree” y “un abogado inteligente”, según reportó NBC.

“Tiene la ética de trabajo de grandes firmas y es respetado”, aseguró al medio Benny Agosto Jr.

Pero la idea de un Latino sirviendo en la Administración Trump – que se ha dado a conocer como anti-inmigrante en todas sus posturas – resulta un poco contradictorio y, para muchos, podría tratarse de una estrategia de inclusión políticamente comprometida.

A pesar de la poca representación que tiene la comunidad hispana en los órganos judiciales (tan sólo 60 de los 552 jueces de cortes distritales son Latinos), asociaciones como la Hispanic National Bar Association (HNBA) o el Mexican American Legal Defense and Educational Fund (MALDEF) no han tomado posición alguna con respecto a la nominación de Rodríguez.

Para Erica V. Mason de la HNBA “siempre es alentador que se le den oportunidades a los Latinos a nivel federal. Rodríguez es el primer abogado hispano que esta Administración ha sugerido de entre decenas de nominados, así que es un primer paso”, aseguró. “Quisiéramos ver más inclusión de nominados diversos en la magistratura federal”.

Para Thomas A. Saenz del MALDEF, sin embargo, el asunto es complicado: “no hemos tomado posición en cuanto a Rodríguez, en parte, porque basándonos en lo que vemos, es conservador pero nada fuera de lo normal”, explicó. “Aún así, los nominados de Trump deben ser examinados muy cuidadosamente – lo que es más un reflejo de quién está nominando, más allá de quién es el nominado”.

Sin embargo, el análisis de su perfil por parte de Vetting Room, es bastante esperanzador: “Rodríguez no tiene un historial de excesivo partidismo político o redacciones controversiales. Tampoco le falta experiencia, habiendo sido abogado por veinte años. Así que todo indica que será una nominación cómoda para Rodríguez”.