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Cientos de personas viven en la mendicidad en Filadelfia. Donafy es una aplicación móvil que ayuda a direccionar donaciones para brindar un mejor servicio a estas personas. Yesid Vargas/AL DÍA News.
Cientos de personas viven en la mendicidad en Filadelfia. Donafy es una aplicación móvil que ayuda a direccionar donaciones para brindar un mejor servicio a estas personas. Yesid Vargas/AL DÍA News.

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Mientras Nikki Johnson-Huston taconeaba en su camino a la oficina en la 15th y Market, de repente anheló una humeante taza de café Wawa para lograr sobrevivir…

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Antes de abrir la puerta para entrar a la tienda, se detuvo ante la mirada de un vagabundo que se estremecía. “Por favor señora, ¿podría compartir algunas monedas? Realmente me gustaría comer algo”, gruñó. Nikki sacó un billete de $5 de su cartera -el billete más pequeño que tenía-, lo puso en las manos del hombre, y continuó con su misión inicial: la cafeína.

 Sin prestar mucha atención a ese breve encuentro de la mañana, Nikki se mantuvo imperturbable en la sinuosa línea frente a la caja, hasta que, con el rabillo del ojo, vio cómo el mismo hombre sin hogar utilizaba los $5 que le había dado para comprar un paquete de cigarrillos.

 Nikki estaba hastiada, no porque se sintiera engañada por el mendigo, sino porque sentía que sus cinco dólares no habían sido suficientes. Su inconformidad tenía menos que ver con el billete y más con una cuestión personal: Nikki, una abogada de impuestos, estuvo alguna vez en la situación de ese mendigo, extendiendo las manos para recoger cobre o plata.

“He estado sin hogar tres veces en mi vida. Una vez cuando tenía unos 9 años, otra vez cuando tenía 15 y, finalmente, cuando tenía 19. Mi madre era soltera y con niños en California. Éramos inestables, inestables en el hogar e inseguros sobre qué camino tomar y sobre nuestro futuro”, reflexionó. “No siempre hacíamos las cosas de la manera legal, o de la manera correcta. Tuve suerte, pero sé que hay tantos que no han sido capaces de romper ese molde de ‘esa chica sin hogar’”. Para Nikki, la suerte llegó en forma de una beca  en la Universidad St. Joseph después de haber sobresalido en la escuela pública y de haber tenido el apoyo emocional y monetario de su abuela, quien siempre le dijo que “no hay vergüenza en ser pobre, pero sí la hay en la pobreza de carácter”. 

La mezcla de lucha, golpes de suerte, fuerza de voluntad, coraje,compasión, ambición y creatividad, impulsó a Nikki para hacer el tránsito de una vida en la calle a una vida en traje de falda malva. Su pasión por la ley, el emprendimiento y la asesoría han sido reconocidos por la Craig M. Perry Community Service Award, el Pennsylvania Lawyer on the Fast Track del 2009, Philadelphia Tribune 10 Under 40 to Watch en 2010, el Philadelphia Business Journal 2010 Women of Distinction, el Next Generation of Leaders: Rising Stars en 2011 e incluso una beca Eisenhower que la llevó a vivir una temporada de investigación sobre pobreza generacional global en India y Nueva Zelanda.

 Y sin embargo, no era suficiente.

“Quería hacer algo tangible sobre la pobreza y la mendicidad endémica, particularmente en Filadelfia. No fue solo ese hombre que vi en el Wawa lo que me hizo darme cuenta de cómo algunos dólares aquí y allá desaparecen si no se dan a los lugares precisos. En el 2010, mi hermano se quitó la vida durante una rehabilitación  de su adicción a la heroína. La cuestión con la pobreza y el desamparo es que no son asuntos aislados, frecuentemente intersectan la identidad, la adicción, los problemas generacionales o comunidades desestabilizadas. (Por eso)Resulta crítico entonces que, cuando donemos, nos aseguremos de que nuestra contribución vaya a organizaciones que puedan proveer servicios variados y efectivos que una persona en situación desesperada pueda necesitar”.

Filantropía desde un smarthphone

Donafy, una app diseñada para direccionar donaciones a habitantes de calle, surgió en la App Store de Apple en 2013. La aplicación móvil que Nikki y su esposo crearon no era entonces la interfaz que ella siempre soñó, pero era un comienzo. Operando bajo la ideología de la “micro-filantropía” -una frase que Nikki acuñó como “pequeñas donaciones con gran impacto”-, la función de la app tiene dos facetas. Primero permite hacer donaciones a cualquier oenegé u organizaciones comunitarias en Filadelfia que ofrezcan servicios de calidad a personas necesitadas. De esta manera el dinero recogido se reparte de manera efectiva y certificada a todas organizaciones participantes.  Para Nikki y su marido, este aspecto ha sido particularmente crucial, pues asegura que las caridades y refugios locales que la app promueve no presentarán barreras u obstáculos adicionales a los habitantes de calle en busca de ayuda.

En segundo lugar, la app  es una manera de cerrar la brecha digital entre los empobrecidos y los recursos. Para aquellos con necesidades, la app provee fácil acceso a una plataforma que conecta a una persona con la ayuda específica que está buscando, tal como: comida, hogar, servicios para comunidades LGBTQ, veteranos, juventud, tratamientos para la adicción, salud mental, rehabilitación y servicios en español. 

Recientemente, Donafy incluyó la opción de buscar servicios migratorios y de reincorporación social, sin requerir  el registro de identificación. De esta manera, Donafy es una manera innovadora de servir y obtener servicio con solo oprimir algunos botones. Sin embargo para Nikki aún falta mucho por hacer. 

Para Curtis Watkins, el director de la Defender Association de Filadelfia (DAP, por su sigla en inglés), organización que reúne a abogados de oficio de la ciudad, y reciente aliado de este proyecto, Donafy ha serivido para mejorar sus servicios. “Proveemos servicios sociales a toda hora a nuestro clientes, quiens son predominantemente habitantes de calle. Tenemos más de 100 abogados que trabajan fundamentalmente con el sector de defensa pública. En ese sentido, tenemos la habilidad de informar y empoderarlos pero Donafy está brindando a nuestros abogados un conocimiento que no habíamos considerado antes sobre todos los servicios y recursos disponibles para nuestros clientes. Apuntamos a ser tan holísticos como sea posible, pues es la única manera de romper el ciclo”.

El “ciclo” al que Watkins se refiere es el de la pobreza y, como agrega, en Filadelfia el ciclo empuja a miles de personas hacia el abismo de la depresión por la adicción a la heroína, la enfermedad mental, la violencia callejera, la encarcelación masiva y la “aniquilación de las comunidades de color”. 

Al ser interpelados sobre si este cilco es un laberinto generacional indestructible, ambos –Watkins y Nikki– apuntan sus baterías hacia la clase política local. Según ellos, los políticos han demostrado una carencia de la sensibilidad que se requiere para tratar el proiblema de la indigencia con un enfoque más integral: desde la necesidad de reformar el sistema de justicia criminal como la de darle un enfoque más integral, que incluya esfuerzos intersectoriales, a la atención de personas adictas como un tema de salud pública. 

“Dos semanas después de que se sellara la alianza entre Donafy y la DAP se hiciera oficial en febrero, utilizamos la app para sacar a alguien bajo custodia tras haber sido conectado con una organización que no había hecho mucho trabajo de campo antes. En otras palabras, sin Donafy este abogado no habría tenido manera de conocer la organización [que cubría las necesidades de su cliente]”. 

Nikki y Watkins esperan que el alcance de los medios y del boca-a-boca logren movilizar a más gente para que se unan y apoyen a diferentes grupos de la comunidad que ofrecen ayuda a los más desfavorecidos de la ciudad.

“Tú piensas en el dólar que diste… Quieres asegurarte de que tu dinero vaya a algún lugar beneficioso, no a un paquete de cigarrillos. Y créeme, ese dólar podría llegar muy lejos cuando se pone las manos indicadas y el lugar correcto”, afirma Nikki.

“Yo fui esa ‘chica sin hogar’, pero las circunstancias en las que te encuentras no siempre determinan el resultado de tu vida”, suspira.

Para la creadora de Donafy, es fundamental saber que tenemos un proósito en este mundo: “No somos solo consumidores. Somos creadores, somos solucionadores de problemas, somos capaces de cualquier cosa. Pero primero necesitamos saber qué hay allá afuera y quién está dispuesto a ayudarnos, para que podamos escoger el camino hacia una mejor vida”.