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Imágenes: National Geographic y Getty Images.
Imágenes: National Geographic y Getty Images.

Lecciones del ébola para afrontar el COVID–19

Recordar las lecciones de la historia salva vidas y ahorra dolor, aquí algunas lecciones que dejó la última epidemia que enfrentamos antes del COVID–19: la del…

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La epidemia del ébola en África empezó en diciembre de 2013, con el primer contagio en Guinea, y luego se extendió a Liberia, Sierra Leona, Nigeria, Senegal, Estados Unidos, España, Mali y el Reino Unido. Si bien ha seguido habiendo brotes de ébola, el periodo más crítico de la epidemia fue entre el 2014 y 2016. Desde entonces, quienes presenciaron esa crisis han tenido tiempo para reflexionar sobre los aprendizajes más relevantes que dejó.

Si bien la pandemia que estamos viviendo ahora se debe por un virus con unas características muy distintas al del ébola (tanto en su sintomatología como en sus formas de transmisión), también es la epidemia más cercana que hemos tenido en el tiempo; las epidemias de SARS y MERS–CoV fueron en 2002 y 2013, respectivamente.

Mantenernos humanos

El doctor Jonah Lipton es un antropólogo que estaba haciendo un extenso trabajo de campo en Freetown cuando la epidemia de ébola llegó a Sierra Leona.

Como él describió en su columna en The Guardian, “sobrevivir al ébola no fue solamente un tema de evitar el contagio o recibir tratamiento, sino el problema social más amplio de atravesar la crisis de una forma digna y significativa”.

En su columna, Lipton cuenta la historia de cómo la joven pareja con quienes vivía tuvieron un bebé en el momento más agudo de la epidemia y, en medio de lo destrozada que estaba su red de apoyo, decidieron llevar a cabo un versión adaptada de la ceremonia tradicional para darle nombre al recién nacido. La hicieron más tarde de lo habitual, pidiendo permiso a las autoridades e incluso atrayendo la atención de los medios de comunicación, pero esto les permitió reencontrarse con personas que eran indispensables para poder criar a su hijo.

El punto de Lipton no es que violemos las medias sanitarias impuestas por las autoridades. A todas luces es claro que hay que velar por el bienestar físico de la población.

Pero lo que sí quiere rescatar Lipton, y que ha salido a la vista una y otra vez en gestos como el de los italianos de asomarse a los balcones para cantar, es que sobrevivir a la epidemia no es solamente un tema de contagio viral, sino también de ser capaces de encontrarnos con otros de maneras que enriquezcan nuestras vidas, que las hagan posibles durante y después de la crisis.

El ser humano no sabe vivir una vida sin sentido y tampoco somos capaces de dárselo solos. En estos momentos necesitamos encontrar formas de reencontrarnos, de volver a dar significado a las relaciones que se desgastaron por el hábito y la velocidad. Por fortuna, tenemos las herramientas para hacerlo: sí, las redes sociales, pero también otras mucho más antiguas, como conversar entorno a la comida, jugar juegos de mesa, contrar historias y jugar con nuestras sombras, como hacíamos hace miles de años junto al fuego de la caverna.

Comunicación gubernamental

En una columna de opinión de Foreign Policy, Amara Mohamed Konneh, exministro de Finanzas de Liberia, expone algunos de los puntos que fueron indispensables para que en su país fuera posible controlar una epidemia tan agresiva como la del ébola y uno de los más contundentes fue la comunicación.

Primero, es importante que el gobierno se comunique con los ciudadanos de formas claras y eficientes. En el caso de Liberia encontraron dos estrategias claves: comunicarse con los líderes del Consejo Interreligioso de Liberia, para evitar las grandes congregasiones y convencer a la comunidad musulman de abstenerse de lavar los cuerpos antes de enterrarlos, pues este era un vector de contagio enorme.

El otro camino de comunicación que encontraron con la población fue a través de la creación de una canción pegajoza que hicieron sonar en todas las radios. De esta manera no sólo divulgaron información a la que probablemente la gente no habría buscado acceder de otro modo, sino que los forzaron a seguir pensando en las recomendaciones sanitarias y a distinguir los síntomas de contagio.

Quién sabe, tal vez la cumbia del coronavirus nos ayude esta vez.

La última recomendación de Konneh es no pretender que se tienen todas las respuestas, sino ser honesto y pedir ayuda. En su caso, pidieron ayuda de organizaciones internacionales, bancos multilaterales e institutions de ayuda internacional, y la ayuda llegó.

Si bien esta crisis tiene características y proporciones novedosas, no es la primera vez que la humanidad se organiza para afrontar grandes dificultades y esta vez, a pesar de los pesares, tampoco será la excepción.

Diversificar las estrategias

Otras estrategias usadas durante la epidemia de ébola para evitar contagios consistieron en mapear indicadores como ausencias escolares y compras en farmacias, para identificar en qué zonas era más probable que hubiera focos de contagio. También, para mantener a las familias aisladas sin afectar tanto otros aspectos de sus vidas, la UNICEF volvió a utilizar currículos virtuales y, para las zonas más aisladas, clases por radio.