La violencia de la censura en México: La lucha de Paulina Ríos por la verdad
Después de sufrir amenazas, Ríos participa en el programa ‘Barcelona protege a periodistas de México'
El 15 de enero Paulina Ríos viajó por fin a Barcelona. Yo la conocí dos meses después, cuando aún era invierno fuera y dentro de ella. Paulina es periodista en uno de los países más difíciles para serlo: México. Después de sufrir amenazas, participa en el programa ‘Barcelona protege a periodistas de México’, que facilita su estancia para darles un respiro y reforzar sus capacidades profesionales y personales.
UNA VIDA DIFÍCIL
Paulina es periodista desde hace más de 30 años. Trabajaba en medios de Oaxaca, su ciudad en el centro del país y a veces colaboraba con prensa nacional. Pero 15 años atrás empezó a encontrarse con situaciones en las que querían condicionar sus notas porque, como ella misma se define, era "un poco rebelde".
Se encontró en varias ocasiones con la censura. "A veces no me publicaban, me quitaron una corresponsalía en Estados Unidos por publicar una nota contra el gobernador...", enumera. Y con la frialdad que otorga la crueldad que se convierte en costumbre, relata la primera amenaza que sufrió, la de un candidato a gobernador.
"Yo nunca escribía bien de él. Un día me llamó y me dijo que escribiera bien de él porque iba a ser gobernador. ¿Sabes qué significa eso? Sí, es una amenaza. ¿Y qué vas a hacer sola con cinco hijos?". Ríos sabía que ganaría las elecciones y sería gobernador, pero no renunció a su ética.
Ríos le dijo al gobernador que la amenazó: "no me vendo, no me dés dinero, yo solo cuento lo que ha pasado"
Otro de los casos sonados ocurrió cuando un funcionario estatal acusado de violación de derechos humanos fue nombrado ombudsman de Oaxaca. Ríos investigó y recogió en un artículo el despilfarro de dinero y la inactividad en su defensa de los ciudadanos de la región. Su secretario particular la buscó para decirle que quería comprarle la nota. Ella se mantuvo en el no: "no me vendo, no me dés dinero, yo solo cuento lo que ha pasado".
Al día siguiente le habían cambiado la nota y aparecía en portada manteniendo su nombre. Todavía aguantó por los hijos que tenía que mantener, pero empezó a plantearse que tendría que establecerse por su cuenta para poder seguir practicando un periodismo independiente.
PERIODISMO, LO PRIMERO
"Yo no voy a escribir nada que no sea la verdad", mantiene. "Tampoco voy a mirar para otro lado y no publicar algo que sé". En su haber cuenta algunas victorias. Como que aquel funcionario duró tan solo una semana como ombudsman porque Ríos consiguió demostrar su corrupción y desidia en el cargo. Su periodismo siempre ha estado junto a las víctimas individuales y grupos de las injusticias.
Después de tantas amenazas e intentos de censura, Ríos ya tenía un grupo de amigos periodistas tan leales al oficio como ellas. Uno de ellos, Pedro Marías, fue secuestrado durante un día en 2008, amenazado, despojado de su vehículo y arrojado en un basurero. Tuvo que abandonar el país.
Pero Ríos se armó de valor. Con él, aunque estuviera fuera, y otros compañeros decidieron crear un periódico digital y durante meses, ella y varios compañeros fueron juntando una parte de su salario para ponerlo en marcha. Así empezó Página 3 en 2011.
"Nos ha costado mucho trabajo, pero en este periódico somos libres y escribimos de lo que queremos", afirma tajante. Poner en marcha y mantener un medio así ha sido muy, muy difícil. Y las agresiones se mudaron al mundo digital hasta hacerse tan insoportables que Ríos decidió salir de México para poder volver con ganas y energía.
AMENAZAS Y AGRESIONES ONLINE
"Salir y verlo todo desde fuera es un alivio", me dice al principio. La periodista necesitaba calmarse y ver las cosas desde otra perspectiva después de haber recibido amenazas y agresiones. Página 3 fue hackeado en varias ocasiones. "Nos hemos mudado seis o siete veces de servidor, poque quienes no quieren que informemos nos tumban la web", cuenta. "No podemos subir notas".
Cuando hay elecciones en Oaxaca, donde reside y desarrolla su trabajo, los ataques se incrementan. El último fue el más grande y duradero en el tiempo: desde noviembre de 2021 hasta enero. Nunca saben quién está realmente detrás de los ataques, porque usan direcciones desde otros países.
CRISIS ECONÓMICA Y PERSONAL
Para defender Página 3, el equipo de Ríos ha tenido que aumentar la seguridad de su página web. "Y eso también cuesta dinero", lamenta. Durante un tiempo tuvo que dejar su trabajo como periodista y aceptar un empleo en un organismo federal para poder vivir. Pero siguió encargándose del portal en su tiempo libre.
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También se encontró con la falta de oportunidades. Su periódico no recibía convenios por ser crítico con el gobierno. Y eso derivó también en dificultades para pagarles a los compañeros que hacían el periodismo posible. En un país donde hasta los anunciantes están acostumbrados a que los medios estén a su servicio, para Página 3 era difícil financiarse con la publicidad. Han perdido a varios clientes por publicar notas contra empresarios que se anunciaban en el portal.
"Sobrevivimos, pero mi casa no tiene ni puerta de entrada porque no he tenido para ponerla", relata. "El suelo es de cemento y tuve que vender mi coche". Esos disgustos los compensaba recibiendo incluso solicitudes de periodistas que trabajaban en otros medios y pedían publicar en Página 3 los artículos que sus medios les censuraban.
SITUACIÓN INSOSTENIBLE
A nivel emocional ha sido un gran desgaste estar pendiente de los colaboradores y de su seguridad en las coberturas. "Si uno tarda en comunicarse, suena la alarma, y te preguntan dónde estás", explica tomando un café en una calle tranquila de Barcelona.
Tanto estrés, sumado a la precariedad, le provocaron un síncope. Sus hijos tuvieron que llevarla de urgencias al hospital. Los médicos le dijeron que tenía que descansar y dormir para recuperarse. Y Ríos, antes de renunciar al periodismo, decidió dejar su trabajo en el organismo oficial para volver en cuerpo y alma al oficio: "Si me muero, que sea haciendo lo que me gusta".
Su periodismo de denuncia le estaba costando la salud. Hace un año, todo ese peso de dirigir un portal amenazado desde varios frentes, la superó. La pandemia le causó aún más problemas y entró en depresión, hasta el punto de que no quería vivir. Sin dinero, sin fuerzas, sin alegría.
"Tú eres muy importante y tu proyecto tiene que seguir", le dijo una amiga periodista. Gracias a su enorme trabajo, Ríos tiene una red de amistades que valoran su esfuerzo y están ahí para ayudarla. Y gracias a eso se puso en contacto con ‘Barcelona protege a periodistas de México’.
Página 3 ha sido hogar y refugio para muchos periodistas que necesitaban saber que no estaban solos ni locos. Ríos es el alma de ese proyecto. Un mes después de la entrevista, volvemos a encontrarnos en Barcelona para la sesión de fotos. Y la situación había cambiado totalmente. ¿Recuerdan que en la primera línea les dije que era invierno dentro y fuera de ella?
Como podrán ver en las fotos que acompañan este perfil, Ríos desprende luz en la mirada y la confianza que otorga tener una misión en esta vida: contar la verdad, sobre todo cuando hace justicia. Cuando le pregunto qué planes tiene para su vuelta, no duda en que seguirá con Página 3 y dice: “Seguiremos trabajando porque queremos hacerlo”.
Si algún día Ríos abandona el periodismo, no será por falta de energía. Llegar aquí ya ha sido muy difícil. Si quieren ayudar a que Página 3 continúe informando, el número de cuenta de la Asociación de Periodistas por una Palabra Libre es 012610001122746551 en el banco BBVA de México. Mientras tanto, ella ya sueña con volver a los paisajes de Oaxaca.
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