¿Qué fue todo lo que hizo Alfonso Ávila?
El empresario lanzó su libro con ideas sobre emprendimiento. Al revisar su vida se sorprendió de lo que logró. Entre eso, revolucionar la aviación colombiana.
A finales de 1992, Alfonso Ávila decidió abandonar su cargo como presidente de SAM, una de las aerolíneas fuertes del mercado colombiano, para fundar su propia aerolínea, Aerorepublica, y montarle competencia al poderoso Grupo Santo Domingo.
Ese conglomerado empresarial no solo era el dueño de Bavaria, la principal cervecera del país, sino que también tenía la propiedad absoluta de Avianca y dominaba completamente la industria aeronáutica colombiana.
Nadie daba un peso por esa apuesta de Ávila: sus colegas le decían que era una locura y su competencia no le daba más de 6 meses en el mercado.
Pero aquí está ahora, más de 30 años después, contando su receta del éxito, que les va a resultar muy útil a todos que lean su primer libro “Volar Alto: lecciones de emprendimiento del fundador de AeroRepública y de Easyfly”, obra que acaba de lanzar y que promete solo será la primera de una serie de libros que espera escribir.
AeroRepública fue un éxito y durante sus primeros 10 años creció a doble dígito, mientras que el mercado aeronáutico de Colombia se mantenía congelado. La receta fue muy sencilla: mientras que las compañías tradicionales apostaban por el negocio de los vuelos para altos ejecutivos empresariales, Ávila se fue con todo por el mercado turístico que estaba desatendido y además, ofreció vuelos directos entre los destinos más importantes.
Durante la presentación de su libro, Ávila recordó que en aquella época, “si alguien quería ir entre Cali y San Andrés, tenía que hacer escala obligada en Bogotá”.
Los vuelos directos fueron un éxito, porque las tarifas lograban ser más convenientes para los pasajeros: en una ruta con escala, hay más kilómetros y en consecuencia más consumo de combustible por parte de las aeronaves. Además, se alió con todos los hoteles en los principales destinos turísticos de Colombia como Santa Marta y San Andrés, para llenarles sus camas hoteleras con las personas que copaban las sillas de sus vuelos. La fórmula fue todo un hit.
AeroRepública terminó en manos de Copa Airlines, que luego la convirtió en Wingo.
De ese emprendimiento, Ávila saltó a otro aún más revolucionario: Easyfly. Se trata de una aerolíneas que realiza vuelos directos entre destinos no tradicionales en Colombia. Por ejemplo, esta aerolínea, hoy llamada Click, hace las rutas Bogotá-Villavicencio, Bogotá-Yopal, Cali-Tumaco, Pereira-Medellín, Medellín-Nuquí, entre otras; en total son más de 60 rutas. Hoy factura más de US$130 millones al año.
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Ávila relata que durante la redacción del libro se sorprendió de todo lo que ha hecho en su vida. Tal vez esa sea la principal lección del emprendedor: las cosas hay que hacerlas y no preguntarse mucho sobre lo que vendrá ni sacar demasiadas cuentas sobre los resultados.
“Nunca hay que decir que no se puede ni hay que temer al fracaso”, señaló con convicción durante la charla de presentación de su libro.
Ávila es un ejemplo de vida empresarial y de emprendimiento: se trata de un emprendedor que sigue en la tarea y que encontró que siempre hay que buscar las posibilidades de los mercados y llegar con productos y servicios novedosos, porque si uno llega con lo mismo que todos están vendiendo, va a fracasar.
Ávila aseguró que sigue emprendiendo y que ahora mismo está metido en el negocio de las energías alternativas y renovables.
¡Él continúa volando alto!
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