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Antonia Villarruel is the dean of the School of Nursing of the University of Pennsylvania. Photo: AL DÍA Archives
Antonia Villarruel es la decana de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Pensilvania. Foto: AL DÍA Archives

Nuestros Enfermeros/as: el mejor secreto de la medicina actual

Son héroes desconocidos, que anhelan un reconocimiento justo de la sociedad. Las instituciones de salud de los Estados Unidos todavía no han valorado ni…

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Yo no sabía que uno de mis autores estadounidenses favoritos, Walt Whitman, que murió al otro lado del río Delaware (en la vecina ciudad de Camden), fue, además de un gran escritor, un enfermero de profesión.

El mejor poeta estadounidense, el hombre que le dio al nuestro inglés esa música que le faltaba hasta que él creó ‘Leaves of Grass’, era un enfermero en las trincheras de la Guerra Civil estadounidense, curando a los heridos, ayudando a los amputados  –poniéndose a sí mismo en peligro por estos valientes soldados en agonía en los campos de batalla durante la mayor confrontación armada en la historia de Estados Unidos. Tan solo en Gettysburg, aquí en Pensilvania, y a menos de 150 millas de Filadelfia, más de 50 mil hombres murieron después de 3 días de batalla, un número superior al de los soldados estadounidenses que perdieron la vida en Vietnam cien años después.

Los decanos de las Escuelas de Enfermería de la región, reunidos en la Mesa Redonda organizada hace un par de años por AL DÍA, me hicieron darme cuenta de aquellos supuestos de la profesión que tendemos a asumir erróneamente. Solo hasta que nos enfermamos y necesitamos un médico, y, sobre todo, una enfermera para cuidarnos cuando desfallecemos.

Tengo el privilegio de conocer a una de ellas, alguien que ha liderado los esfuerzos por el reconocimiento de las enfermeras en general, y las enfermeras hispanas, en paerticular. Me refiero a la decana de la Escuela de Medicina número 1 del país, con sede en Filadelfia, aquí en el Campus de la Universidad de Pensilvania.

Ella es la doctora Antonia Villarruel, cofundadora hace décadas del capítulo de Filadelfia de la Asociación Nacional de Enfermeras Hispanas, y a la que la Universidad de Pennsylvania tuvo la suerte de atraer a nuestra ciudad en 2014 para convertirla en decana de la Escuela de Enfermería más prestigiosa de la nación.

Al igual que Florence Nightingale, hoy reconocida mundialmente como la madre de la profesión de enfermera, Antonia –a quien sus amigos se refieren como "Toni”– será un día celebrada como una mujer ilustre que trabajó duro para otorgar el reconocimiento que muchas mujeres y hombres de origen hispano merecen en su profesión. Todos ellos ansiosos por contribuir a la calidad de la atención de médica en Estados Unidos, como enfermeros, una profesión que aún no se valora como ella se merece.

Todos ellos son, en mi opinión parcial, el secreto mejor guardado de la medicina actual.