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 El problema de la democracia, según el filósofo Jason Brennan son los votantes desinformados. Su libro acaba de ser publicado en español. 
 El problema de la democracia, según el filósofo Jason Brennan son los votantes desinformados. Su libro acaba de ser publicado en español. 

¿Todo el mundo debería poder votar?

En su libro "Against Democracy", recién publicado al español como "Contra la Democracia", el filósofo estadounidense Jason Brennan defiende que la ignorancia…

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“Los que votaron a Trump son unos ignorantes”, "la gente se creyó las mentiras del Brexit", “si usted les votó, ahora no se queje”...

En los últimos años, la tendencia de muchos expertos y polítologos en el mundo de las democracias occidentales ha sido culpar a la ignorancia y a la falta de información del votante del triunfo de los populismos, nacionalismos y otras victorias electorales inesperadas, como la de Donald Trump en EE.UU, o el Brexit en Reino Unido.  

¿Qué hay de cierto en todo este? ¿A qué se debe?

Según Jason Brennan, filósofo y experto en Ética y Políticas Públicas de la Universidad de Georgetown, en Washington DC, algunos errores "garrafales" de la democracia tienen mucho que ver con la falta de conocimientos de los votantes.  Una teoría que él expone en su libro "Against Democracy", publicado por la editorial Princeton en 2016 y que ahora se publica en español bajo el título "Contra la Democracia".

En el libro, el politólogo -que en todo momento se considera un defensor de la democracia-  defiende, no obstante, el concepto de epistocracia: “el poder de los que saben”.

Según Brennan, el poder político depende demasiado de votantes desinformados, cuyo voto tiene un impacto real en la vida de todos. El voto debería depender de los conocimientos de cada uno, dice Brennan, y así evitaríamos luego frases como que el “votante no tiene información suficiente para decidir sobre opciones tan complejas, es un ignorante...

La utopía de Brennan, de 38 años,  es un sistema en que todos los que pudieran votar, estuvieran capacitados: 

“Igual que una persona que está bebida no debería manejar, creo que las personas que no saben lo que están haciendo no deberían votar, porque nuestro voto afecta a otras personas”, dijo el filósofo en una entrevista reciente con La Vanguardia.

El autor, que lleva años estudiando el comportamiento del votante y la ética del voto, defiende que los ciudadanos más competentes y con más conocimiento político tengan más poder político que los menos competentes. Sin embargo, en la actualidad, eso implicaría que el votante "ideal” sería hombre, blanco y rico, reconoció a La Vanguardia.

Para corregirlo, Brennan propone como medida utópica someter a los votantes a una especie de examen de política para que puedan demostrar si son o no competentes. Un sistema en que el elector debe responder primero a un cuestionario con informacion demográfica y preferencias, y luego otro de conocimientos de política  básica, por ejemplo: quién tiene la mayoría en el Congreso, qué leyes se han promulgado en los últimos meses, la tasa de desempleo nacional y otros sucesos económicos recientes, etc.

En su sistema utópico, Brennan divide a los votantes  entre hobbits, hooligans y vulcanianos.

 "Los hobbits son los ciudadanos poco informados y con bajo nivel de participación  política, los hooligans saben mucho de politica, pero tienen ideas muy sesgadas, se comportan como tribus. Los vulcanianos son los votantes ideales: “racionales e informados y sin lealtades inadecuadas, pero prácticamente no existen", explicó en La Vanguardia.

Para hacerse entender mejor, pone un ejemplo: "Imagine que soy de Boston: forma parte de mi identidad ser seguidor del equipo de Boston y odiar a los equipos de Nueva York. Pues en política funciona lo mismo: un católico de origen irlandés que vive en Boston se supone que debe de votar por los demócratas, apoyarles hagan lo que hagan, tengan el líder que tengan, porque lo único que quiere es que ganen. Esos son los hooligans, y son la mayoría de los votantes: votan a su partido y les importa muy poco quien sea el líder del mismo", dijo en una entrevista con El Mundo.

En conclusión: Brennan argumenta, pues, que el "problema de la democracia es que concede mucho poder al pueblo mientras que cada persona individualmente tiene muy poco poder", según dijo a El Mundo.  "Como los votos individuales cuentan muy poco, la mayoría de la gente no tiene incentivos para estar informada y emplear su voto de manera cuidadosa".