En Sao Paulo, una niña de 13 años llegó con un hombre a la nueva escuela, él se presentó como el responsable de la adolescente, la joven tiene problemas de audición y usa la lengua de señas para comunicarse. En la escuela, la intérprete, Júlia (seudónimo usado por su seguridad), descubrió durante una clase de lengua de señas que el hombre abusaba de la niña casi a diario. El hombre pagaba una mensualidad de US$271 a los padres para que ella durmiera en su casa unos días a la semana.

"Soy pastor y me ocupo de los intereses de la familia de ella. Hablo porque quiero que me digas si algún niño se le acerca. Quiero saber si hay un niño que le envía una carta, esas cosas. Como ella fue abusada en otra escuela, tengo esta preocupación", se presentó el hombre frente a la intérprete al llevar a la niña a la escuela. 

Pocas semanas después de que empezara a asistir a la escuela, la niña le contó el arreglo que tenía este hombre con su familia. Julia sospechó que se tratara de un caso de explotación sexual infantil, la adolescente parecía siempre triste, llamaba la atención por su discurso desarticulado y una posible angustia. Júlia le dijo a la BBC  que luego de acercarse a la niña, notar estos comportamientos extraños y descubrir algunas mentiras, ella alertó al director de la escuela y descubrieron que el documento de tutela que el pastor había entregado en la escuela era falso.

Cuando la adolescente tuvo más confianza le preguntó a la intérprete qué pensaba de un hombre que tiene una relación con una menor. "Ella quiso decirme algo de manera indirecta, pero sin decir claramente: 'Tengo sexo con él'. La intención era pedir ayuda, pero por otro lado dejó claro que le gustaba el consuelo que le brindaba esa situación. Le daban ropa y dinero y eso hacía una diferencia en su vida porque tenía hermanos y era pobre. También le creó un conflicto mental", relata en la entrevista.

Fue cuando la estudiante le reveló a Júlia que el hombre también la orientó cómo prevenir un embarazo no deseado y mantener cuidados íntimos, que la intérprete  convocó al Consejo Tutelar. Llamaron a la madre de la niña y, según la intérprete, esta se indignó por la denuncia y trató de agredirla. "Dijo que yo me lo estaba inventando. La niña también lo negó todo al policía, que pidió exámenes que ofrecieran pruebas que demostraban el abuso".

El examen físico de la niña realizado ese mismo día luego de ir a la comisaría encontró que ella había sido violada. Pero cuando habló con la policía la joven negó todo lo que le había contado a la intérprete. Finalmente, el caso se investigó pero la familia se mudó. Lamentablemente, este no ha sido el único caso que la intérprete descubrió en escuelas. 

"Cuando tienes la información de que más del 70% de los casos ocurren dentro de tu propia casa, el papel de la escuela es muy importante. Si estás en este entorno de seguridad comprometida, ¿a dónde más puede acudir el niño en busca de ayuda?", pregunta la presidenta del Instituto Liberta, Luciana Temer. Durante la pandemia,Temer cree que la situación ha empeorado. 

El Instituto Liberta lanzó  un concurso para que se realizaran proyectos que denuncien la violencia sexual. Los ganadores lo presentaron en la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, socio del Instituto. El proyecto ganador fue una plataforma de chat desarrollada por las profesoras Bruna Danielle Guimarães Zafani y Lívia Aparecida.  La confianza entre los alumnos y sus maestros permite que las escuelas puedan detectar casos de abuso en el entorno familiar. La intención era hablar también de situaciones que les molestan fuera de la escuela.

Luego de seis meses de usar estos grupos de conversación en Sao Paulo,el registro de incidentes de violencia sexual aumentó en 300%.  El instituto creó un documento para orientar  en la forma de hablar con las víctimas y para lidiar con la explotación sexual desde la escuela.