Si Papa Noel fuera mexicano viviría en Tlalpujahua
Se ha ganado el apelativo de “pueblo mágico” porque fabrica 37 millones de esferas de Navidad al año y puede que algunas de ellas estén adornando tu árbol.
En Tlalpujahua (‘tierra esponjosa”, en nahualt), una localidad de poco más de 25.000 habitantes del estado mexicano de Michoacán, la Navidad dura tanto como en el Polo Norte: todo el año.
Este pueblo de pasado minero, que se ha ganado el apelativo de “mágico”, es el mayor productor de adornos navideños del país, especialmente de esferas navideñas de colores que cuelgan de los abetos en estas fiestas, y la mayoría de quienes viven allí llevan desde los años 50’ dedicándose a la artesanía navideña, generación tras generación.
El mayor regalo de la Navidad para sus habitantes es que exista, ya que más de 2 mil familias michoacanas se dedican un negocio que genera cerca de 1600 empleos, desde la elaboración de la esferas hasta la comercialización.
Su labor, como la de los duendecillos que trabajan para Santa Claus, es dura y constante: Tlalpujahua ocupa uno de los primeros puestos en producción de esferas navideñas a nivel mundial y llegan a elaborarse alrededor de 37 millones de unidades, el 60% de las cuales son exportadas a Argentina, Estados Unidos, Canadá, Malasia, Japón y algunos países europeos.
Tanta fama tiene el municipio que celebra anualmente su Feria de la Esfera, que recibe a miles de turistas tanto nacionales como internacionales que buscan adornos singulares y artesanales con los que ornamentar sus hogares en Navidad. Pero, ¿qué las hace tan especiales?
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Sobre todo su cuidada elaboración, que a veces requiere de hasta siete personas para elaborar una única esfera en los cerca de 150 talleres de fabricación que hay en el pueblo. Aunque también la gran variedad de modelos: hasta 400 diferentes, apunta El Heraldo de México. Y con precios que pueden alcanzar hasta los 10 dólares, dependiendo del tamaño y el decorado, que también es de lo más variado, desde dibujos de Santa Claus hasta unicornios pintados, según el gusto. Incluyendo los modelos que adornaron el Vaticano en 2012 y que no habían sido presentados antes.
Si bien el rojo es, junto al verde, el color de la Navidad, este año los tonos mate marcan tendencia, asegura el fabricante Alfredo Muñoz Ruiz a El Universal.
“Nosotros prácticamente todos los años estamos en las ferias internacionales en Alemania o Nueva York, que nos van marcando las tendencias a seguir”, dice.
Si no fuera bastante para situar Tlalpujahua como la Laponia latina, tienen incluso La Casa y la Villa de Santa Claus, que simula la calle de Baviera, en Rothenburgo, en honor a los primeros artesanos de esferas del mundo.
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