LIVE STREAMING
El director de cine Steven Spielberg posa durante la presentación de la película "The Post" en Milán (Italia) el15 de enero de 2018. EFE/ Daniel Dal Zennaro
El director de cine Steven Spielberg posa durante la presentación de la película "The Post" en Milán (Italia) el15 de enero de 2018. EFE/ Daniel Dal Zennaro

The Post: un antídoto contra las noticias falsas

La última película de Steven Spielberg resalta el valor de la épica periodística, consistente en la búsqueda de la verdad, aunque resulte incómoda para el…

MÁS EN ESTA SECCIÓN

Thanksgiving: ¿cómo estuvo?

"Black Friday antiinflación"

Dinosaurio con Huesos Verdes

Origen Carnaval de Pasto

Cultura hispana en el cine

Carnaval 2025

La luna fue volcánica

Uso de los velos en cara

COMPARTA ESTE CONTENIDO:

La proliferación de noticias falsas y la crisis de financiación que atraviesa hoy la prensa escrita– que, con la llegada de internet y las redes sociales todavía no ha logrado encontrar el baremo perfecto para poder ser solvente de nuevo- son dos factores que han colaborado a la pérdida de credibilidad de los medios de comunicación. “Eso es información manipulada”, “eso es falso” , “aquello es propaganda” decimos todos cada vez con mayor facilidad, menospreciando el trabajo periodístico.

Pero la prensa, por muy mal que lo haga, sigue teniendo un papel fundamental para garantizar la supervivencia de la democracia. Su papel sigue siendo la de contar la verdad.  De otra forma, si solo repiten lo que les dicen en conferencias de prensa, si no cuestionan los hechos, los periodistas pasan a ser "publicistas peor pagados",  como dice Risto Mejide, famoso publicista español.

Y ese es el mensaje que también quiso dar Steven Spielberg en su última película , “The Post”.

No sé si alguno de ustedes la habrá visto. El caso es que yo la vi ayer noche y me emocioné – como periodista, como persona, como mujer (Kay Graham (Meryl Streep), la dueña del Washington Post, es para mi la viva imagen de la lucha feminista). Viendo el filme, entendí que la prensa tiene una razón de ser. Y es la de “servir a los gobernantes, no a los gobernados”, como dice Ben Bradlee (Tom Hanks), en su papel de editor jefe del Post, poco antes de dar la orden de publicar los archivos confidenciales del Pentágono, que ponían en evidencia que la guerra de Vietnam había sido un fiasco - que los americanos habían sido mentidos durante años - y suponían una confrontación directa con el presidente Nixon. 

No les contaré más, no quiero hacer spoilers. Pero, como dice el crítico Jesus Mota de El País, “Spielberg logra transmitir al espectador la idea de que la épica periodística, su función resistente, radica en que los periodistas y sus empresas tenían intereses propios, con frecuencia opuestos a los políticos y económicos”.  

“El periodismo de calidad lleva a más rentabilidad”, repite una dubitativa Kay Graham a un grupo de inversores, para convencerles de que participen en la salida a bolsa del Washington Post. Su cara de duda al decir esa frase sería aún mayor hoy, al ver que muchos medios optan por llenar sus espacios con contenido de poca calidad, pero con títulos atractivos o sugerentes para atrapar el mayor número de clics, y por tanto, un mayor número de ingresos de publicidad. 

La dictadura de los clicks, la dictadura de los hashtags… Llámenlo como quieran. A los medios de comunicación les sale “más rentable” publicar un artículo que empiece con “los cinco trucos para ayudarle a tener el pelo liso” que un buen reportaje de investigación, que requiere tiempo y recursos.

Para el diario El Mundo, el film The Post es básicamente una “perfecta actualización y recuerdo de un arcano quizá dormido a medio camino entre la revelación, el sueño, la nostalgia y, admitámoslo, el cansancio de las redacciones de antes”, pero no mucho más.

La idea de Spielberg es muy clara, dice el crítico de El Mundo: “llamar a la resistencia con una cantata liberal-feminista-antiTrump a vueltas con aquellos tiempos heroicos”.

En una entrevista reciente con La Vanguardia, el director le da la razón: "los paralelos con la realidad actual son obvios, porque basta mirar para atrás para ver lo que ocurrió con Nixon y otros presidentes que no han sido fieles a la verdad”.

Un poco antes, el periodista le preguntó si esperaba que su película inspirase a las nuevas generaciones para que lean prensa escrita.

El director responde, sincero, que su esperanza con el filme es llegar a concienciar a la gente del esfuerzo que requiere dar con la verdad y luego presentarla al público. “Eso me parece más importante que volver a poner de moda la prensa escrita”, dice. Y por último, añade que realizó esta película en defensa de la libertad de prensa y cómo un antídoto contra las noticias falsas, ese fenómeno que te hace preguntarte todo el tiempo qué es real y qué no”.