Este martes Meta, compañía madre de facebook, anunció que la red social dejará de usar su sistema de reconocimiento facial que servía para etiquetar a los usuarios automáticamente en fotos, videos y memorias. El sistema seguirá siendo utilizado en otras funciones. La propia compañía afirma que se trata de "uno de los mayores cambios en el uso del reconocimiento facial en toda la historia".

 

La empresa también ha dicho en un comunicado que borrará los registros biométricos de 1.000 millones de usuarios y que la decisión requirió una “cuidadosa consideración” y fue tomada como parte de una política que afecta a toda la empresa. 

 

Actualmente, Facebook tiene 2.800 millones de usuarios y procederá a la eliminación de la información de quienes tenían activada esta función. Esto no supondrá ningún cambio para quienes no la tenían habilitada.

A pesar de su decisión, Meta dejó claro en el comunicado que cree en los beneficios de esta “poderosa herramienta”. “Hemos visto muchos lugares donde el reconocimiento facial es altamente valorado por personas en la plataforma”, dijo la compañía, ejemplificando esta situación con las personas con discapacidad visual que pueden acceder a descripciones en el 4% de las imágenes y fotografías donde aparecen etiquetadas sus amistades. 

 

Facebook seguirá utilizando el reconocimiento facial para algunos casos, entre ellos acceder a cuentas bloqueadas o verificar la identidad de los usuarios en aplicaciones financieras.

 

Jerome Pesenti, vicepresidente de inteligencia artificial de Meta, dijo a través del blog de la empresa que se estaba trabajando en el equilibro entre los casos de usos positivos de la tecnología “frente a las crecientes preocupaciones de la sociedad, especialmente porque los reguladores todavía están en proceso de proporcionar un conjunto claro de normas que regulen su uso”.

 

La decisión de eliminar la función de reconocimiento facial llegó justo cuando desde la Comisión Europea se quieren apresurar a investigar a Facebook por prácticas anticompetitivas, ya que creen que el proceso podría tardar años y retrasaría una posible regulación ad eternum.