Luego de que Elon Musk, aprovechando su posición como CEO de Tesla, decidiera hacer uso sobre sus acciones en la compañía, comprando 1.6 millones de ellas y vendiendo otras 934.090 por un valor de US$ 1.000 millones, ahora deberá cubrir una de las más significativas cifras que se hayan pagado históricamente en Estados Unidos en cuanto a impuestos se refiere. 

Las opciones sobre acciones, que Musk adquirió en el 2012 dentro de un paquete de remuneración, y las cuales se fueron fortaleciendo con los distintos logros alcanzados por la empresa, a penas fueron ejercidas por el CEO de Tesla desde noviembre, por lo que hasta el momento no había tenido que pagar impuestos por ellas.

El costo de estas acciones, restando el precio nominal de compra de 6,24 dólares por acción, llegará a ser tasado en US$ 23.500 millones y será catalogado como “ingresos ordinarios”. Asimismo, por hacer uso de las acciones y teniendo en cuenta una tasa máxima del 40,8 %, Musk deberá escribir un cheque al fisco federal por cerca de 11 mil millones de dólares, cifra que él mismo ya había pronosticado en su cuenta de Twitter el 19 de diciembre.

El movimiento financiero del también fundador de SpaceX no fue casual ni mucho menos impulsivo. Hizo uso de las opciones que tenía y que vencían en agosto, al tiempo que su estrategia también tenía previsto vender 10.3 millones de las acciones adquiridas para cubrir los costos de la retención fiscal, todo siguiendo un plan determinado por la compañía que le permite vender acciones sin que sea acusado de hacer transacciones con información privilegiada. 

15.7 millones de acciones fueron las que vendió Musk durante el año, movimientos que, aunque inicialmente señalaron una tendencia a la baja en el precio, han mostrado en las últimas semanas un incremento de más del 50 % en lo corrido de 2021.

El momento de llevar a cabo la operación para Musk era ahora. Si decidía esperar al 2022, se podría haber enfrentado a un escenario en el que un proyecto de ley, conocida como “Build Back Better”, fuera aprobada por los demócratas y la administración Biden, la cual lo obligaba a tener una cuenta de  impuestos 8 puntos porcentuales más alta.

Ya que Musk decidió no tributar las ventas como ingresos, el producto de estas será gravado con un 20 %, la tasa más baja de ganancias de capital a largo plazo, lo que incrementará el valor de los impuestos del CEO de Tesla en 1.200 millones, elevando su cuenta a US$ 10.700 millones.

La operación de venta del 10 % de sus acciones en Tesla, para aumentar sus ingresos gravables, se dio como consecuencia de una encuesta en Twitter, en la que sus millones de seguidores votaron para que lo hiciera. 

Sin importar la venta de estas acciones, Musk cuenta con cerca de 178 millones de estas, ya sea por medio de fideicomiso o propiedad directa. Asimismo, todavía cuenta con 59 millones de opciones adicionales que puede ejercer en cualquier momento, parte de un paquete de remuneración de 2018, y las cuales no expiran sino hasta el 2028, por lo que seguramente no se harán movimientos con estas en un escenario cercano. 

Tesla prevé que entre 25 y 34 millones de las opciones del paquete de 2018 puedan ser otorgadas en los primeros meses del próximo año, esto gracias a las altas expectativas en ventas y beneficios de la compañía

A través de una serie de movimientos, que no son considerados ilegales, figuras como Musk, Jeff Bezos y Michael Bloomberg pagan pocos o cero impuestos (2018), lo que ha impulsado a varios legisladores, en su mayoría demócratas, a buscar un impuesto permanente para las personas más ricas del país y que no dependa solo de los ingresos declarados de estos.