Adhara Pérez Sánchez prefiere estudiar agujeros negros que jugar a video juegos - “solo hacen perder el tiempo”, dice-, pero su muñeca preferida es una Barbie astronauta porque ella, a sus 8 años y después de haberse graduado de la primaria, la secundaria y la preparatoria a la velocidad de la luz y estudiar dos carreras en línea, es lo que ambiciona ser. 

Quiere estudiar astrofísica en la Universidad de Arizona e investigar Marte, afirma esta niña nacida en una colonia muy humilde de Ciudad de Mexico cuyo IQ es de 162, muy superior al de grandes genios como Albert Einstein, del que dice es su superhéroe, igual que Stephen Hawkins y Madame Curie. 

Cuando el presidente de Universidad de Arizona (UA), Robert Robbins, leyó su historia en Internet, inmediatamente le envió una carta que se publicó en The Arizona Republic, invitándola a asistir a sus cursos:

"Tenemos muchos programas sobresalientes de ciencias espaciales, tendrías muchas oportunidades de trabajar codo a codo con los principales expertos del mundo", le escribió Robbins, y se ofreció a conectarla con el profesorado del departamento de astronomía o el laboratorio de ciencias lunares y planetarias. 

"Tiene un futuro brillante por delante, y espero darle la bienvenida en el campus algún día como un Wildcat", concluyó.

Ahora la familia busca la forma de que Adhara consiga una beca de estudios y la ha apuntado a intensivo de inglés; no obstante, a veces, este pequeño prodigio que fue considerado por la revista Forbes una de las mujeres más poderosas de Mexico en 2019, no las tiene todas consigo. Sobre todo por los altos costes de su infinita hambre de conocimiento y la falta de recursos para las personas tan especiales como ellas. 

Diagnostica con síndrome de Asperger, padeció bulling en la escuela - “los niños me encerraban, pero yo lo superé”- y también tuvo problemas con los profesores.

“Me mandaban recados que se quedaba dormida, que no le echaba ganas”, explica Nanelly Sánchez, su madre, quien recuerda que “en una firma de boletas vi que Adhara estaba jugando en una casita y la encerraron. Y ya empezaron así: ‘¡Rara, rara!’, y le comenzaron a pegar en la casita. Entonces yo dije, no quiero que sufra. Y ella me decía que no quería ir a la escuela, y cayó en una depresión muy fuerte”.

Por recomendación de un psiquiatra, su madre la llevó al Centro de Atención al Talento (CEDAT), donde todos los profesores son superdotados y confirmaron que era una de ellos. 

No obstante, no existen escuelas públicas para niños sobresalientes en Mexico, y como no pudieron pagar los costes, Adhara no continuó sus estudios en el centro. 

Tras estas vivencias, publicó un libro titulado “No te rindas”, donde recoge las visicitudes de su corta vida como prodigio, y está trabajando en un brazalete inteligente que mide las emociones de las personas con autismo y los pacientes en coma. 

Ella, cuenta, tenía tanta ansiedad cuando sus compañeros “la encerraban” que convulsionaba, y no quiere que a otros les ocurra lo mismo. 

En un par de años, puede que haya un genio más en Estados Unidos. Y tal vez no muy tarde, conozcamos a la primera astronauta adolescente que viaje a Marte.