En el mes de julio, Elvira Dyangani Ose comenzó su viaje como la primera mujer directora afrodescendiente del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba). Su nombramiento llegó envuelto en polémica al coincidir temporalmente con el despido del director de actividades públicas Pablo Martínez y la jefa Tanya Barson. En una reciente entrevista, la directora habla sobre su apuesta por un museo más intergeneracional, menos elitista y más cercano a los artistas locales y al público en general.
Tan pronto Dyangani empezaba con sus labores de directora, la institución comenzaba a recortar su autonomía, limitándola al área de conservación, de producción, de educación y mediación. Y es que el proyecto que ganó la actual directora, tiene como eje central reivindicar al museo como un espacio público permeable, libre tránsito desde la calle, en el que no haya  barreras físicas o culturales y en el que se escuche y dialogue con la ciudadanía.

"El museo que quiero es disidente. Y si eres disidente, quiero que aquí te sientas a salvo. Pero no solo será un lugar de rabia y rebeldía, también de conciencia y de cuidado", explicó la directora a elDiario.es. 

Dyangani mencionó su intención de recuperar el poder que le corresponde y para evitar que los errores cometidos antes de su llegada vuelvan a ocurrir y poder, por ejemplo, retomar el trabajo con los estudiantes matriculados en el Programa de Estudios Independientes (PEI). 

“Hay que pensar cómo podemos llegar a mayores públicos y de qué manera podemos hacer exposiciones que presenten el arte contemporáneo sin esa pátina elitista. Tenemos que ser un ejemplo de museo que no solamente ayude a entender el arte contemporáneo sino que pueda verse a través de la exposición, que la propia obra te hable. Hay que crear esa plataforma que invite al encuentro entre la obra y el ciudadano. Hay que entusiasmar a la gente rompiendo las barreras que puedan existir dentro de la idea que se suele tener de museo.”

Actualmente se encuentra en un proceso de reelaboración del organigrama del museo, teniendo en cuenta su necesidad de ampliar la gratuidad de la institución y su relación con el territorio inmediato, el barrio del Raval. Su propuesta es derribar esas barreras clasistas, característicos de muchos espacios culturales y que históricamente han prestado atención a los gustos de las elites y no se han interesado por el resto.

"Cuando naces como sujeto colonial tienes que reconstruirte constantemente y definirte contra esa manera en la que te ven. El museo se ha aposentado en una visión de sí mismo que tiene que ser cuestionada y puesta en jaque. No dejaré que el museo se acomode y se aburguese".