La “salvaje” caza del tesoro de Forrest Fenn ha terminado
Un excéntrico coleccionista de arte, un tesoro oculto en las Rocosas, dos cazatesoros muertos y un anónimo y afortunado Indiana Jones. La realidad SIEMPRE…
Hace ya una década un extravagante coleccionista de arte de Nuevo México llamado Forrest Fenn decidió que la vida era tan aburrida que había que convocar al espíritu de Stevenson y traer un poco de magia y aventura al tedioso siglo XXI.
Fenn escondió un tesoro en un remoto lugar de las Montañas Rocosas, un cofre lleno de pepitas de oro, monedas, piedras preciosas y artefactos precolombinos muy valiosos, y anunció que aquella persona que lo encontrase podría quedárselo. Así empezó su loca “caza del tesoro” que ha llevado a la muerte a más de un cazafortunas y concluyó a principios del mes de junio, cuando un anónimo aventurero halló el cofre de Forrest Fenn.
Así lo anunció el galerista de 89 años en su web, aunque sin dar ningún detalle de su ubicación exacta.
“Estaba bajo un dosel de estrellas en la exuberante vegetación boscosa de las Montañas Rocosas y no se había movido del lugar donde lo escondí hace más de 10 años”, escribió Fenn, quien aseguró al The Santa Fe New Mexican que el aventurero, cuyo nombre se mantiene en secreto, le envió una fotografía para probar su descubrimiento.
Lo más asombroso de todo es que Forrest Fenn había dejado una pista en un críptico poema de su autobiografía publicada en 2010 La emoción de la persecución, en el que escribía:
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"Comienza donde las aguas cálidas se detienen", y también: "y llévalo en el cañón hacia abajo".
Fenn, que había sido piloto de las Fuerzas Aéreas y luego coleccionista de arte en Santa Fe, inventó esta suerte de delirante aventura tras saber que tenía cáncer de riñón. Entonces pensó que haría enterrar sus restos junto a las riquezas del cofre, pero al recuperarse de la enfermedad quiso dar a otras personas un motivo para “levantarse de sus sofás”, afirmó en 2016.
Miles de personas se han internado en las peligrosas Montañas Rocosas en estos diez años en busca del codiciado tesoro valorado en 2 millones de dólares, que estaba oculto, explicaba Forrest Fenn, a 5.000 pies sobre el nivel del mar.
Unas coordenada que han hecho jugarse la vida a muchos intrépidos aventureros, incluso dos de ellos fallecieron durante la caza del tesoro. Hasta el punto que el jefe de la policía estatal de Nuevo México, Pete Kassetas, pidió en 2017 al galerista que detuviese la insensata búsqueda.
“Si alguien se ahoga en la piscina no deberíamos vaciarla”, le contestó Forrest Fenn. “Deberíamos enseñar a la gente a nadar”.
Finalmente, hubo alguien que no sólo nadó. Buceó y encontró la perla escondida.
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