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El Papa Francisco junto a líderes de los pueblos amazónicos durante el sínodo por el Amazonas. Fotos: Andreas Solaro/AFP via Getty Images.
El Papa Francisco junto a líderes de los pueblos amazónicos durante el sínodo por el Amazonas. Fotos: Andreas Solaro/AFP via Getty Images.

Obispos “verdes” y chamanes para salvar el Amazonas

El Vaticano califica la destrucción de la selva de “pecado ecológico” y se compromete a trabajar con las comunidades indígenas contra el expolio, el asesinato…

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“Cuanto más diverso, más divino”. Esa fue una de las frases más repetidas durante el sínodo por la Amazonia, que durante tres semanas ha reunido en el Vaticano a una facción progresista de la Iglesia y a líderes de las comunidades indígenas en la creación de un documento que selle un compromiso claro, no solo de denuncia, sino de acción urgente.

Una reunión no con pocas trabas, sobre todo de la parte más conservadora de la Iglesia, que no creía que el debate fuera un asunto divino. Sobre todo por uno de sus polémicos puntos: la ordenación como sacerdotes de hombres que puedan estar casados en zonas en las que no hay curas suficientes.

Pero más allá de la cuestión del celibato, lo realmente trascendental de este acontecimiento es que por primera vez el Vaticano ha convertido la crisis ambiental en un problema central del que debe tomar partido y ha escuchado a los pueblos indígenas, a los que el Papa Francisco señala con los grandes expertos en el cuidado del planeta. 

Y lo ha hecho con un total respeto por sus cultos religiosos en lo que parece una restitución histórica de los efectos nocivos que tuvo la colonización y la evangelización forzada de los ancestrales habitantes del Amazonas:

“Es innegable el papel que tuvo la Iglesia en la destrucción de las culturas de los pueblos de América Latina, pero también que a día de hoy la parte más progresista está alzando la voz y pone por delante la vida de los indígenas, y muchos de ellos están junto a las tribus en la línea de frente por la preservación de la Amazonía –dice Teresa Martínez, portavoz de Survival International.

“Hay muchos mártires que han muerto por preservar la naturaleza y los derechos de los nativos”, añade.

La casa (verde) de Dios

Este compromiso no viene de nuevo, empezó hace en enero de 2018 con la visita del Papa a Puerto Maldonado (Perú), donde escuchó los reclamos de los pueblos ancestrales y empezó a plantear la redefinición de la palabra “evangelizar” como la búsqueda de nuevos caminos y puntos en común entre la espiritualidad indígena y el catolicismo. 

“Todos los líderes tribales repitieron en sus discursos que no necesitaban que les enseñasen qué es creer en un dios o qué es bueno o malo, que ellos tenían sus propios líderes espirituales”, dice Martín.

A su vez, los obispos admitieron que destruir la selva y vulnerar los derechos de las personas “no es de Dios”,  sino un “pecado ecológico” cuya solución no vendrá del Cielo.

La selva vivió en septiembre uno de los peores incendios que se conocen, con casi 22.000 fotos. Foto: Carl de Souza/AFP via Getty Images

El científico brasileño Carlos Nobre, uno de los mayores expertos en el Amazonas, alertó durante el sínodo que “existe el peligro de caminar hacia un modelo de total destrucción de la Amazonía y de sus pueblos” y arengó a la búsqueda de un nuevo modelo “que mezcle el conocimiento tradicional de los pueblos originarios con la ciencia y la tecnología moderna para el mantenimiento de la biodiversidad”.

De no ser así, nos acercamos un punto “de no retorno”, con una deforestación que podría llegar al 40% de la cuenca amazónica, y un aumento de la temperatura en al menos tres grados en unos pocos años.

En suma, “un suicidio” de magnitudes globales al que se añade la situación de violencia genocida, racismo y desarrollo forzado que padecen los más de 150 millones de indígenas que viven en sociedades tribales en todo el mundo.

El Niño, la Niña y Bolsonaro

Peor que los más destructivos ciclones, desde que el ultraderechista Jair Bolsonaro llegó a la presidencia de Brasil, la deforestación de los bosques y los asesinatos genocidas se han intensificado en el pulmón del planeta.

Bolsonaro, que negó frente la asamblea de la ONU la devastación de la selva mientras esta vivía uno de los peores incendios que se conocen con casi 22.000 focos durante el mes de septiembre, acusó al resto de países de interesarse no por los indígenas, “ni los malditos árboles, sino los minerales”.

Y no solo ellos, sino también la Iglesia.

Los Obispos brasileños aseguran haber sido tratados como "enemigos de la patria" por el presidente Bolsonaro,

Durante los preparatorios del sínodo, a principios de octubre, los obispos brasileños difundieron un comunicado donde aseguraban ser “criminalizados” y tratados como “enemigos de la patria” por el presidente.

De acuerdo a una encuesta de Datafolha, en los últimos 25 años el porcentaje de católicos ha caído drásticamente en Brasil y en las regiones del norte amazónico los evangelistas superan a los fieles del Santo Pontífice por primera vez en la historia.

Y este fue otro de los temas abordados en el sínodo, donde el Vaticano mostró su preocupación por el avance de los grupos pentecostales y neopentecostales que son la base del gobierno de Jair Bolsonaro.

¿Estaremos asistiendo a una nueva guerra por el poder religioso y económico que se dirime en la selva?