Antes del 11 de septiembre, esta es la historia del otro 9/11
Antes de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, el mundo recordaba el inicio, en 1973 de una dictadura militar en Sudamérica.
Antes de los tristemente célebres atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, el 9/11 que se recordaba de manera histórica hacía alusión al derrocamiento en Chile, con apoyo justamente del gobierno norteamericano, del presidente Salvador Allende, para dar inicio a la dictadura militar de Augusto Pinochet.
En medio de una feroz estrategia de posicionamiento global en el marco de la Guerra Fría con la extinta Unión Soviética, la administración de Nixon patrocinó al golpista gobierno militar de Pinochet a pesar de haber sabido sobre las ejecuciones extrajudiciales de opositores políticos. Luego del asesinato del presidente de corte izquierdista Salvador Allende, la dictadura militar en Chile se extendió durante 16 años, dejando al menos 3.000 personas muertas o desaparecidas y miles más en el exilio.
El otro 9/11
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Luego del golpe militar perpetrado el 11 de septiembre de 1973 en Santiago de Chile, que finalizó con el suicidio del presidente, democráticamente electo, Salvador Allende, en menos de 24 horas todo el gobierno fue desmontado y remplazado por una junta militar.
Aunque en su momento no se hizo oficial el apoyo de Estados Unidos al gobierno militar de Pinochet, la simpatía hacia las nuevas políticas de libre mercado y los buenos tratos a las multinacionales consolidaron las relaciones entre los dos países, al tiempo que Washington mantenía a raya la amenaza comunista en Latinoamérica. Además del apoyo de la administración de Nixon, la dictadura militar contó con el apoyo de los demás gobiernos occidentales hasta el regreso de la democracia al país austral.
Hasta finales de 1989 se condujo en Chile una práctica sistemática de torturas por miembros de la fuerza pública, un ejercicio criminal justificado por la defensa a la libertad del país y que, 32 años después, continua planteando miles de disputas legales por cuenta de las muertes y desapariciones que se dieron por orden estatal en medio de la dictadura militar.
A pesar de que en el marco de la Guerra Fría los gobiernos dictatoriales y militares de países sudamericanos como Chile, Argentina y Brasil eran bien vistos por Estados Unidos y sus aliados, el cierre del siglo pasado trajo en el mundo una sensación de rechazo a políticas de estado como las impuestas por las dictaduras y, en general, contra aquellos gobiernos que atentaban contra los derechos humanos y la elección libre y democrática de sus gobernantes.
El 11 de septiembre no solo es una fecha en la que se conmemoran los ataques terroristas contra Estados Unidos, es también el día en que se apoyó un crimen contra el gobierno legítimo de Chile por cuenta de un juego de poderes entre las naciones más poderosas del mundo, un juego que, al igual que los atentados del 9/11, dejó miles de víctimas mortales que todavía no pueden descansar en paz.
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