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Jerry Brown presentando el nuevo cálculo para el Reloj del Fin del Mundo. Photo: AP
Jerry Brown presentando el nuevo cálculo para el Reloj del Fin del Mundo. Photo: AP

Amenaza nuclear: Cuando el Reloj del Apocalipsis marque la medianoche

Se cumplen 75 años del bombardeo estadounidense de Hiroshima y aún hay en el mundo más de 14.000 bombas nucleares decenas de veces más potentes. Deberíamos…

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A veces se producen coincidencias escalofriantes. Las imágenes de la explosión registrada ayer martes en Beirut y la enorme nube de humo en forma de hongo producida hizo pensar a muchos en una bomba nuclear como las que fueron lanzadas en Hiroshima y Nagasaki el 6 y el 9 de agosto de 1945.

El mismo gobernador de la capital libanesa, Marwan Abbaoud, hizo la comparación entre lágrimas cuando aún no se había hecho el recuento de víctimas, que ya ronda el centenar de muertos y más de 4.000 heridos, muchos de ellos de gravedad. 

“Hubo un incendio, (los bomberos) vinieron a apagarlo, luego ocurrió la explosión y desaparecieron, los estamos buscando”, dijo Abbaoud a CNN. “Se parece a lo que sucedió en Japón, en Hiroshima y Nagasaki. Eso es lo que me recuerda. En mi vida, no he visto destrucción a esta escala”.

La tragedia en Líbano, un país que vive momentos muy duros con cortes de electricidad durante más de 20 horas al día, corrupción política y una enorme convulsión social, no fue producida por una bomba sino por el aparente estallido de material explosivo incautado y almacenado en el puerto, aunque las causas siguen investigándose.

Sin embargo, fue un desastre nuclear en lo que muchos pensamos cuando se cumplen 75 años del ataque norteamericano a Hiroshima. Irremediablemente, una parte de todos nosotros escucha el tic-tac del reloj simbólico del Apocalipsis y las víctimas del horror nuclear en Japón, que ya peinan bastantes canas, siguen pidiéndonos que no olvidemos. 

“El horror de una explosión nuclear puede parecer historia lejana, pero el peligro de que las armas atómicas sean usadas nuevamente es alto”

Algo que también nos urge a hacer el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que ha advertido esta semana que el riesgo de que el armamento nuclear sea utilizado “ha ascendido a niveles que no se veían desde el final de la Guerra Fría”, ya que algunos de los países que disponen de armas nucleares han amenazado en ocasiones con utilizarlas y los acuerdos por eliminar los arsenales atómicos se encuentran en punto muerto.

“El horror de una explosión nuclear puede parecer historia lejana, pero el peligro de que las armas atómicas sean usadas nuevamente es alto”, señaló el presidente del CICR, Peter Maurer, quien recordó que sigue habiendo en el mundo más de 14.000 bombas atómicas y que muchas de ellas son decenas de veces más mortíferas que las que se arrojaron en Hiroshima y Nagasaki, y que mataron de forma fulminante a 110.000 personas - la radiación acabó con 340.000 más en los años siguientes.  

"Armas con consecuencias humanitarias tan catastróficas nunca deben ser vistas como instrumentos para la seguridad", concluyó Maurer. 

Testimonios del horror

Terumi Tanaka tenía 13 años cuando la bomba impactó en Nagasaki, tres días después de hacerlo en Hiroshima. Ahora, a sus 88 años, es un “hibakusha”, un afectado por la bomba nuclear. Como muchos supervivientes, Terumi ha dedicado su vida a compartir su testimonio para que no se olvide lo que sucedió y se prohíban las armas nucleares, pero ya sólo quedan 136.7000 ‘hibakushas’ vivos -la mayoría ronda los 80 años y la mayoría estaban en el vientre de su madre cuando se produjo la tragedia. 

Ahora urge más que nunca que sus vivencias sean recogidas y se tomen en cuenta, dicen estos supervivientes y activistas, porque el olvido es el primer paso para repetir un error, y hay errores para los que no hay vuelta atrás. 

“Al final, todos moriremos”, dice el anciano a AFP. “Organizamos un grupo llamado 'No More Hibakusha Project', que trabaja en la conservación de registros como archivos, incluyendo lo que hemos escrito... para que (la siguiente generación) pueda usarlos en sus campañas".

Jiro Hamasumi, de 74 años, no fue testimonio directo de la caída de ‘Little boy’, el terrible y eufemístico apodo de la bomba atómica de Hiroshima, pero sí padeció sus efectos. El padre de Jiro murió casi al instante y también otros familiares, y ha logrado reconstruir ese destello cegador que otros vieron y el estruendo de la explosión a través de sus hermanos, que cuando fueron a buscar al padre a la oficina no lograron rescatar más que una hebilla de su cinturón. “El calor y el olor de carne quemada” les repelió, recuerda. Ella tuvo suerte, la radiación no le causó malformaciones ni otro tipo de secuelas, pero como el resto de ‘hibakushas’ quiere que Estados Unidos pida disculpas por lo que pasó y se comprometa a la abolición nuclear. “No estamos buscando venganza”, insiste. 

La medianoche del mundo

A principios de este año, los científicos creadores del Reloj del Apocalipsis (Doomsday Clock), un marcador simbólico que muestra los minutos que nos quedan hasta el fin del mundo, decidieron adelantarlo veinte segundos. Ahora estamos a 100 segundos de la negritud total.

Así lo informó a finales de enero Rachel Bronson, presidenta del Boletín de Científicos Atómicos en el que participan 13 Premios Nobel que ‘mueven’ las manecillas. 

Bronson advirtió ya en 2019 que la humanidad está viviendo una “tormenta perfecta” con dos peligros clave: el cambio climático, que fue incluido como amenaza en 2007, y la guerra nuclear.

“Parece que estamos normalizando un mundo muy peligroso”, aseguró. 

El informe que emitieron los expertos anunciaba que “frente a este panorama de amenaza desalentador y la nueva tendencia de los líderes políticos a rechazar las negociaciones e instituciones que pueden proteger a la civilización a largo plazo, el Boletín mueve hoy el Reloj del Juicio Final veinte segundos más cerca de la medianoche, más cerca del apocalipsis que nunca".

Rusia y Estados Unidos son las naciones que cuentan con el 90% de las cabezas nucleares del mundo, según el SIPRI.

"Al hacerlo, los miembros de la junta advierten explícitamente a los líderes y ciudadanos de todo el mundo de que la situación de seguridad internacional ahora es más peligrosa que nunca, incluso en el apogeo de la Guerra Fría", continuaba. 

Si bien existen 600 armas nucleares menos que en 2018, cuando las manecillas apuntaron a las 23.58, a solo dos minutos del final del mundo, son cada vez más sofisticadas y se reparten entre muy pocos países. 

Rusia y Estados Unidos son los que cuentan con el 90% de las cabezas nucleares del mundo, según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI): Rusia con 6.500 cabezas nucleares, de las cuales 1.600 han sido desplegadas y Estados Unidos: 6.185 cabezas nucleares, de las cuales 1.750 han sido desplegadas.

Muy lejos queda ya el idílico escenario de 1991, cuando Bush padre y Gorvachov firmaron el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas, el desarme nuclear aún era posible y estábamos a largos 17 minutos del final.