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Las protestas continúan en Chile dos meses después. Foto: Marcelo Hernandez/Getty Images 
Las protestas continúan en Chile dos meses después. Foto: Marcelo Hernandez/Getty Images 

Turismo de protesta: Un tour de Airbnb para “vivir la revolución chilena”

Por 25 dólares, un usuario de la plataforma ofrecía a turistas, la mayoría europeos, una visita a los disturbios, agua mineral y un casco (en caso de que las…

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Las visitas a lugares donde han ocurrido tragedias, como la central del Chernobyl, Fukushima o los campos de concentración nazis, llevan unos años nutriendo a los fanáticos del turismo negro, cuando no del turismo de pobreza. 

Lo nunca esperado es que surgiera otro tipo de turismo del morbo, el de los disturbios políticos, y que tuviera en Chile, que ya lleva más de 60 días de protestas en las calles, su epicentro. 

Semejante idea se le ocurrió a un usuario de Airbnb, Sebastián Nieto, que utilizaba la plataforma para vender paquetes turísticos para “Vivir la revolución chilena” por un monto de 26 dólares. 

Nieto, que se denomina a sí mismo “embajador de experiencias”, ofrecía en su anuncio una visita de dos horas a los lugares más emblemáticos de las movilizaciones, como el el Barrio Lastarria, el Centro Cultural Gabriela Mistral y Plaza La Dignidad, antes Plaza Italia, así como un botellín de agua y un casco para protegerse en caso de que estallasen más disturbios. 

Entrevistado por un medio local, el empresario turístico, dijo que “es una manera de darle acceso a viajeros a un lugar único y generalmente inusual al que pueden acceder sin la compañía de un local”.

En el anuncio publicado por Nieto, que fue retirado de la plataforma por violar las políticas de seguridad y había recibido críticas de numerosos usuarios de Twitter quienes le acusaban de falta de sensibilidad, podía leerse lo siguiente: 

“Chile despertó y su capital está más viva que nunca. Observa y conoce a través del arte de la demostración y sus artistas, cuáles son las demandas sociales que han impulsado este movimiento social”.

Lo sorprendente es que, según Nieto, el tour tenía un gran éxito entre los turistas europeos, sobre todo franceses y alemanes que querían vivir de forma segura las movilizaciones ciudadanas.

“Me di cuenta que en las manifestaciones habían muchos espectadores, como gente tomando fotos. No se habla mucho, pero al final las manifestaciones son un evento. Todo rompe con la rutina diaria y sí hay un trasfondo social de mejoras que es totalmente valido, pero también hay una parte lúdica”, aseguró.

Pan, circo y gases lacrimógenos 

El hambre de aventuras cada vez más extremas y la mercantilización de absolutamente todo, incluso el dolor, ha hecho que proliferen otras formas de turismo alternativo que ya no solo consisten en visitar lugares que se convirtieron en una pesadilla en algún momento del pasado, sino que lo siguen siendo. 

Desde mediados de siglo, existen paquetes de llamado turismo de guerra, donde los viajeros visitan con sus Canon y Nikon al cuello países como Siria, azotados por un brutal conflicto bélico, imaginándose, tal vez, que son corresponsales de guerra. Las agencias venden los tours como la forma más real y cercana de entender estos acontecimientos: "¡Bienvenidos al ojo del huracán!", en lo que parece otro de los episodios de “Black Mirror”.

¿Serán las protestas en Chile y su intento de comercialización cultural el primer paso a una nueva forma de 'turismo de polvorín'? Mientras unos se juegan el tipo en las calles clamando por sus derechos, otros, los turistas, toman fotos que subirán a sus cuentas de Instagram.