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“Think different” Artist Jose A. Toirac's art installation, which places Fidel Castro in iconic American advertisements (Stephen Silver) Apple Insider.com
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Apple y la desobediencia tecnológica en Cuba

Pese al aislamiento y el poco acceso a internet, la tecnología entra a Cuba colándose por las grietas y se queda, aferrada en el tiempo con uñas y dientes a la…

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Como han reportado varios medios, el último de ellos el Apple Insider, el bloque económico y el aislamiento informático provocado por el reducido acceso a internet y televisión digital no ha impedido ni el ingreso de Apple a la isla ni que los cubanos tengan una relación distinta con los celulares a la que tienen los usuarios de otras zonas de América Latina.

En Cuba hay iPhones, sí, pero eso no significa que se vendan en las tiendas Apple que vemos en los otros países ni que la gente los cambie a la primera que molestan o cuando sale una versión nueva. 

Los iPhones que llegan a la isla lo hacen a través de visitantes y las numerosas imágenes con la manzana mordida que se encuentran tienen un significado más afectivo que la intensión de demostrar la pertenencia de un dispositivo Apple, como dice el Apple Insider.

Otros medios, como el SFGate, han reportado con asombro cómo técnicos cubanos han reparado iPhones que los americanos han declarado como pérdidas totales.

Pero esto no es producto de una resistencia al sistema instaurado por Fidel Castro. En realidad, es herencia directa de él. Los iPhones sobre los que han escrito no son la excepción, son simplemente otro ítem más en la larga lista de artículos tecnológicos que los cubanos abren, exploran y reparan día a día, como las lavadoras cuyos motores acaban alimentando un ventilador. Y esto es algo que empezó en los 60’s.

A partir de 1960, explica Ernesto Oroza, autor del libro “Rikimbili. Un estudio sobre la desobediencia tecnológica y algunas formas de reinvención”, cuando los estadounidenses son expulsados de Cuba y con ellos emigran los ingenieros que había en la isla, Castro instó a todos los cubanos que se quedaron a apropiarse de esas habilidades y herramientas y aprovecharlas, aunque fuera intuitivamente. Esto se expandió tanto que incluso llegaron a aparecer asociaciones de personas especializadas en reparar cosas.

En el 91, con el inicio del “Periodo especial” y el temor por una invasión norteamericana que no llegó, el ejército cubano empezó a repartir un libro titulado “El libro de la familia”, una especie de Mecánica Popular llena de información útil para resistir la asfixia económica y para la supervivencia. Incluía desde cómo hacer muebles y juguetes para niños hasta cómo reparar electrodomésticos como licuadoras o lavadoras. Como los electrodomésticos y tantos otros objetos de la isla estaban estandarizados por el régimen, las instrucciones eran transparentes.

El libro de la familia

El libro de la familia - Interior

En 1992 el gobierno quiso averiguar por el resultado de estos esfuerzos y pidieron que los ciudadanos les enviaran los frutos de su inventiva. Con ellos publicaron un segundo libro, llamado “Con nuestros propios esfuerzos”, donde publicaron desde formas para reparar las bicicletas hasta una receta de “biffe de toronja”, en la que desamargaban la fruta para condimentarla como carne, y que se popularizó.

Con nuestros propios esfuerzos

Con nuestros propios esfuerzos - Interior

Esta forma de creatividad, de inventiva y reaprovechamiento de las cosas ha perdurado en el tiempo y se ha transformado conforme lo ha hecho la tecnología. Siguiendo las ideas de Oroza, el cubano está acostumbrado a ver las potencialidades de los objetos y no dejarse enceguecer por la autoridad de su ciencia. Si hay que abrirlo y destriparlo, se hace.

Sí, es cierto que Apple ha llegado a la isla a pesar de los bloqueos estadounidenses y que los cubanos han logrado aprovechar la tecnología de formas que los americanos no lo hacen, pero sorprenderse por ello es una forma de subestimarlos y desconocer la historia de la isla. Si la noticia es que el hombre muerda al perro, la noticia aquí no sería que los cubanos aprovechen y reaprovechen los iPhones, sería que los americanos lo hicieran.