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Joan Manuel Serrat tocó anoche el primer concierto de su gira de despedida "El vicio de cantar"
Joan Manuel Serrat tocó anoche el primer concierto de su gira de despedida "El vicio de cantar". Foto: Getty Images

Joan Manuel Serrat pone en pie a la audiencia en su primer concierto de despedida en Nueva York

A la gran manzana llegaron fans desde todos los puntos del país, conscientes de que era una oportunidad única que no podían perderse

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El Beacon Theater, en la legendaria Avenida Broadway, fue anoche el epicentro de todos los focos. A sus puertas, cientos de fans esperaban ya horas antes del inicio del concierto de Joan Manuel Serrat, que escogió Nueva York como la primera parada de su tour de despedida “El Vicio de Cantar”. Su actuación, llena de emoción y nostalgia, fue un éxito rotundo: la sala abarrotada se puso en pie para aplaudir a la leyenda de la música española. Fue el mejor principio del fin posible.

“Hoy es un gran día”, recordaban algunos fans a las puertas del teatro, usando el título de la mítica canción de Serrat. A la gran manzana llegaron fans desde todos los puntos del país, conscientes de que era una oportunidad única que no podían perderse. Una mujer se confesó “muy feliz y emocionada” tras conducir miles de kilómetros para ver a su ídolo.

La misma ciudad que acogió a Serrat hace 50 años durante su periodo de exilio alejado de la España franquista, vibró con los ritmos de Serrat y su banda. Para muchos, es parte de la historia personal de sus vidas, y sus canciones conforman su propia banda sonora. “El noi del Poble Sec” actuó por primera vez en Nueva York con tan solo 21 años, y muchos se reniegan a aceptar que la de anoche fuera su última actuación.

Serrat, que llevaba más de dos años alejado de los escenarios –su último show fue el de la fatídica caída de su amigo Joaquín Sabina-, interpretó veinte canciones, ante un público que se sintió cautivado por las brisas del “Mediterráneo” del cantautor catalán. Los 3.000 espectadores presentes se sabían de memoria cada verso de las canciones, que cantaron a viva voz.

Los hits de Serrat fueron acompañados por siete músicos: órgano, contrabajo, violín, clarinete, batería y guitarra, además de su inseparable pianista Ricard Miralles. El protagonista de la noche mostró un humor y energía excepcional, e interactuó con sus fans con constantes discursos y bromas. Con ironía, explicó que “hay que dejar a los personajes su sitio y nosotros ocupar el nuestro”, en referencia a su necesidad de retirarse de los escenarios.

Como era de esperar, su actuación estuvo plagada de clásicos como “Algo Personal”, “Para la libertad”, “Nanas de la Cebolla”, “No hago más que pensar en ti” o “Señora”. Arrancó el show con su “Dale que dale” y luego siguió con “Mi niñez”, y aprovechó para recitar los poemas musicados de Miguel Hernández, un poeta muerto en la cárcel franquista a quien reclamó que “recordarlo es un deber de España y del mundo”.

Desde las butacas, los fans no pararon de lanzarle muestras de cariño, a lo que Serrat respondía con piropos y sonrisas. En el momento álgido de la noche, interpretó la esperada “Penélope”, una de las canciones más reclamadas por sus fans. Tras su majestuosa actuación, se hace difícil asumir que Serrat se está despidiendo definitivamente de la música en directo.

Ante las incansables peticiones de “otra, otra” para que hiciera un bis, “El noi del Poble Sec” regresó al escenario para interpretar “Aquellos locos bajitos”, con una letra idónea para los tiempos que vive. “Que las agujas avancen en el reloj, que crezcan y que un día, nos digan adiós”.