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Mística raza ancestral y rítmica serpiente dorada sobre el ritmo. FOTOGRAFÍA: DJ Mag
Mística raza ancestral y rítmica serpiente dorada sobre el ritmo. FOTOGRAFÍA: DJ Mag

La música electrónica latina es un "fuego" que no se agota en los clubes

Hacemos un repaso al muy variado panorama latino de música electrónica de ambient, house, trance, dub, entre otros.

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No hay otra región del mundo que pueda afirmar tener tanta voz propia como la electrónica latinoamericana dentro del dispar mundo de la electrónica mundial.

Clubes de house y boilers rooms de todo el mundo forman un pequeño grupo de amantes de un tipo de fiestas muy concretas y profesionales. Hay artistas mundialmente conocidos como Paul Kalkbrenner, Carl Cox o Armin van Burren que oscilan del happy techno al minimal más agresivo.

Tomando fuerza desde el centro de un género musical muy interacional, se encuentra la electrónica latina con una fuerte identidad que todos los amantes de boilers rooms saben identificar por sus tonos selváticos, melodías acuosas o una percusión y sonidos de viento profundamente identitarios.

Sonidos para curar cuerpo y mente, para meditar o para disolverse en arcanas junglas invocadas en pequeñas salas de baile de madrugada.

En los canales de plataformas como CERCLE, en YouTube, cuando tratan con estos artistas buscan paisajes llenos de verde y azul, algo exóticos, mientras que en otras plataformas como Spotify agrupan a este tipo de músicos en canales como Eléctrica Selvática.

Murcof, nombre artístico del mexicano Fernando Corona, es uno de los más conocidos con una trayectoria de casi dos décadas. Después de tocar en diversas bandas y visitar el ambiente del clubbing europeo creó su propio proyecto de minimal de lo más experimental.

Tan variado es el actual panorama que dentro de los estilos experimentales hay discos como los de Siete Catorce o El irreal Veintiuno, ambos mexicanos, que se permiten investigar temáticas como el Más Allá o el retorno de los espíritus al mundo de los vivos como los EP Saludos y Vuelven.

Maruwá es una dj venezolana que deriva más hacia el downtempo, una perspectiva más relajante que si no fuera por los fuertes bajos podría considerarse profundamente ambiental. Como lo es el también venezolano Amílcar cuando experimenta con el lo-fy. En ambos casos hay una profunda conexión con el imaginario colectivo de la selva amazónica.

Hablando de esos puntos medios de la electrónica está el disco El Origen de Rodrigo Gallardo y Nicola Cruz; en él se contempla ese mismo ejercicio en clave andina. El folk y la música regional con la que habitualmente trabaja Gallardo se convierte junto a Nicola es una chacarera y charangos electrónicos con tradicionales voces de fondo.

Justo ayer hablamos de la textura futurista que daba QOQEQA a dicha corriente, aprovechando la pausa en los clubes para experimentar hacia el paisajismo sonoro. Su último disco apareció en la discográfica limeña Kebrada fundada por los Dengue Dengue Dengue, oriundos de Perú, otro peso pesado cuya apuesta transita dentro de la electrónica más cercana a la cumbia electrónica o el drum and bass.

También son diversos los artistas con una perspectiva dub, de reggae pesado, sobre esos mismos sonidos sudamericanos como el EP Dub de Gaita de Los Gaiteros de San Jacinto.

Otra discográfica limeña como Terror Negro apuesta más por la música house e incluso trance, focalizando energías en las pistas más bailables. Un buen ejemplo sería Nick León, antes productor de hip-hop, que desde el Sur de Florida propone una discografía pensada para boilers rooms.

En definitiva, un riquísimo panorama que demuestra que la huella latina va mucho más allá del reggaeton o el folclore regional, que demuestra que es tan fuerte su búsqueda identitaria que incluso deja impronta en algo tan poroso como el panorama de la electrónica.