Cierto es que tanto el nombre artístico de Daniel Valle-Riestra como su último álbum, AxuxA de QOQEQA, pudiera sonar demasiado futurista, la clase de música que escucharan en una cantina espacial replena de androides, pero la realidad es que su galáctica difusión no haría otra cosa que evocarles las lejanas y perdidas junglas amazónicas y alturas andinas de sus ancestros.

El rico panorama de la música ambiental latinoamericana, que lleva ya casi una década impresionando al mundo con sonidos caribeños, tiene ahora un nuevo exponente de posibles vectores en QOQEQA que ha sabido sacarle rédito al terrible año pasado y al cierre de las pistas de bailes para aprovechar la “oportunidad” para los artistas de la electrónica de escuchar otras texturas.

El resultado son pistas que crecen desde el silencio inicial, como si cada pista indagara una exploración por un territorio mítico perdido de selváticos ancestros, repleta de percusión y sonidos acuáticos, casi como la banda sonora que pudiera hacer una película de viajes en el tiempo que viajara a los primitivos inicios del territorio amazónico.

Figura importante en el panorama son Dengue Dengue Dengue que llevan activos desde 2017 con siete álbumes y EPs, que iniciaron el año con su propia discográfica llamad Kebrada y el recopilatorio Discos en 3/Cuartos que daba fe de tan rico panorama de música electrónica ambiental latinoamericana.

En dicho recopilatorio aparecía el peruano Daniel Valle Riestra, desde bien pequeño interesado en el género, que como QOQEQA había publicado en Terror Negro Records o Eck Echo.

También fue la mitad de la banda Animal Chuki con la que publicó tres EPs. Ahora ficha por Kebrada en el primer álbum producido por la productora limeña tal y como informaba Indie Hoy.

En general se concreta una carrera en la electrónica y el minimal en una total exploración de los sonidos afroperuanos.

Incluso el nombre es una velada referencia: “Es una palabra que inventé para significar la hoja de coca, una planta sagrada para los peruanos desde hace milenios. También tiene un significado numérico, y fonéticamente tiene un ritmo de tresillo. Se pronuncia Koh-Keh-Kah, con una Q dura”.

También se ha expresado sobre las particularidades latinas del álbum y su relación casi mediúmica: “Llevo ese ritmo en la sangre y me atraviesa en mis composiciones. Sólo soy un conducto para ritmos y melodías intemporales”.

Merece la pena dejarse llevar más allá de los confines del tiempo por dichas melodías intemporales entre minimal futurista, dub tropical y médiums afroperuanos.