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Repartidos en sus anaqueles cibernéticos por regiones, los libros de Salvaje Federal son tesoros difíciles de encontrar. 
Repartidos en sus anaqueles cibernéticos por regiones, los libros de Salvaje Federal son tesoros difíciles de encontrar. 

Literatura federal, la idea de una librería argentina para acortar distancias físicas y culturales con sus lectores

 Una librería virtual dedicada a libros escritos por autores de provincias para lectores de provincias que ha cambiado el sentido de la palabra “global”.

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Pedro & Daniel

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La globalización ha producido un fenómeno paradójico: mientras que, por un lado, parece que democratice el hecho cultural dando acceso a todo el mundo a productos que de otra forma serían impensables, hace desaparecer cualquier amago de diferencia o matiz pequeño que existe en el territorio y en las comunidades. 

Incluyendo su riqueza literaria. 

Según un reciente artículo de NYT, la industria editorial sigue siendo en su mayoría blanca. Si bien en su sección de Cultura y crítica de libros, la negritud o las particularidades culturales de los latinx siguen brillando por su ausencia. 

Y este fenómeno global sigue la cadena del libro, llegando a las librerías, pese a que haya pequeñas galias del saber que, pese a las dificultades económicas, hayan decidido ejercer de curadoras de una literatura que raramente aparece en las sección de Best-sellers: libros de autores caribeños, novelas escritas por latinx, antologías del cuento chicanx…

En Argentina, donde se produce el mismo fenómeno global que nos hace pensar que todo el país es la copia perfecta de Buenos Aires, o que sólo publican los autores capitalinos, un grupo de escritoras han decidido darle un nuevo significado a la palabra “globalización”.

Salvaje Federal es una nueva librería online destinada a tender puentes entre la capital y las provincias, o mejor dicho, llevar los libros escritos por autores de Corrientes a lectores de Salta o La Pampa, y al revés.

Entre sus anaqueles virtuales, organizados por regiones, puede leerse: “Literatura fluvial” (la de Santa Fe, Entre Ríos, Misiones y Corrientes), “literatura andina” (la de Jujuy, La Rioja, Catamarca, Mendoza y San Juan), o “literatura patagónica” (Río Negro, Neuquén, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego).

“Sabemos que mucha de esa literatura no se conoce y que la librería también tiene que funcionar como promotora de esa literatura. Desde las redes planeamos hacer una serie de actividades: libros recomendados del mes, entrevistas en vivo con autoras y autores, que les autores puedan conectarse con los lectores a través no sólo de sus obras sino también mostrando los sitios donde viven, donde escriben”, cuenta la escritora Selva Almada a Página 12.

La idea de Almada y sus tres amigas es convertir la literatura de provincias en un fenómeno expansivo, incluyendo playlist de cada región e incluso la creación de un “diccionario salvaje” que recoja las palabras y peculiaridades lingüísticas de una obra.

La pandemia y su necesaria virtualidad ha dado a estas emprendedoras, que siempre soñaron con ser libreras, la oportunidad de acortar distancias entre territorios, al tiempo que invitan a los argentinos a “leer de una manera más libre, menos canónica, más intuitiva, literatura federal”.

En su página web pueden hallarse tesoros que raramente pueden encontrarse en una librería común -y ya sabemos que lo que no está visible, no existe-. Por ejemplo, las obras de escritoras de Entre Ríos poco leídas en Buenos Aires, como Emma Barrandéguy (1914-2006) y Ana Teresa Fabani (1922-1949). También el maravilloso y visionario Mar de Mármara, de la poeta surrealista de Córdoba, María Meleck Vivanco (1921-2010).

Una oportunidad para que aquellos lectores no sólo de la Argentina sino en español que quieran conocer las peculiaridades del país a través de la literatura, y un motor de inspiración para librerías que sean más que comercios, curadoras culturales.