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En el Popol Vuh, los seres humanos fueron creados después que los animales y brotaron de mazorcas de maíz. Photo: MSN
En el Popol Vuh, los seres humanos fueron creados después que los animales y brotaron de mazorcas de maíz. Photo: MSN

El Popol Vuh, el libro sagrado de los mayas que nos enseña a resistir a las imposiciones culturales

Desde la creación del mundo y hasta la colonización de los españoles, la llamada Biblia de la civilización maya es un colosal relato para entendernos como…

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Cuenta el Popol Vuh, que muchos han definido como la Biblia de los Mayas aunque sea un compendio maravilloso de la cosmogonía de la civilización desde la creación del mundo y hasta la llegada de los españoles y el Libro Nacional de Guatemala, que antes de existir la Tierra, todo era silencio y oscuridad. Hasta que sus creadores, Tepeu y Gucumatz, dieron forma a los árboles, los animales y, en último lugar, al ser humano. 

Y no lo hicieron de barro; es decir, una versión muy primitiva, sí. Pero como no podía andar ni reproducirse, optaron finalmente por hacerlo de maíz, que fue el alimento central de Mesoamérica.

“Ha llegado el tiempo de amanecer, de que se termine la obra”, dijeron Tepeu y Gucumatz, y entonces Utiú (coyote), Quel (cotorra), Yac (gato montés) y el Hoh (cuervo) llevaron las mazorcas de las que brotaron mujeres y hombres.

Al menos eso cuenta este libro sagrado del que se cree que fue transmitido de forma oral hasta que en el siglo XVI los nobles K’iche’ decidieron ponerlo por escrito y que un siglo más tarde el sacerdote español Francisco Ximénez transcribió al español, cuando los colonizadores españoles ya estaban asentados en América Central. 

Pero fíjense en la ironía. Aun siendo un libro capital para entender el pensamiento y la cultura ancestral maya, no es ni de lejos tan conocido con otros relatos con los que se lo compara, entre ellos La Odisea de Homero, la ya citada Biblia, o incluso las sagas nórdicas. Y tuvo que ser un invasor español quien consiguiera popularizarlo, aunque el mismo libro acabe con la llegada de los españoles, que fue el Apocalipsis para toda una civilización. 

Para Stavans, autor de Popol Vuh: A Retelling, que este colosal poema épico haya pasado desapercibido en comparación a otros relatos sobre cosmogonías se debe en parte al supremacismo europeo. “El Imperio Español impidió que estas narrativas fueran reconocidas como legítimas. Y México y América Central no han invertido en ellas de todo corazón, manteniéndolas en el mejor de los casos como artefactos de museo”, cuenta el investigador a Arturo Conde, de NBC.

Y refiriéndose al sacerdote español que lo tradujo, sostiene que “la preservación del Popol Vuh es una historia sobre la opresión, la supervivencia y la resistencia de los indígenas. Pero también muestra cómo los colonizadores pueden tener dentro de sí mismos la capacidad de rescatar una cultura, dar voz a un pueblo como un extraño”.

De hecho, no sólo los relatos que se encuentran en el Popol Vuh - ‘popol’ significa reunión o consejo y ‘vuh’, papel- pueblan nuestro imaginario de hazañas mitológicos extraordinarias sobre juegos de pelota entre héroes y dioses del inframundo o la misteriosa genealogía de los K’inche’, que fueron destruidos con la llegada de los españoles, sino que es una pieza fundamental para entender cómo los pueblos indígenas que abarcan un territorio que se extiende hoy desde México a Guatemala, pasando por Honduras, El Salvador y Costa Rica, hicieron frente a los colonizadores europeos luchando por mantener su propia cultura.  

Recuperar su lectura, tal como hicieron grandes escritores indigenistas como Miguel Ángel Asturias, precursor del realismo mágico, es mucho más que poner un pie en el pasado; significa reapropiarse de las raíces y abrir la puerta a un imaginario inconsciente que, si creemos a Gustav Jung, padre de la psicología analítica, está en nosotros y con nosotros en tanto que latinos. Pegado a nuestras suelas y en los lugares más recónditos de nuestra mente, que es sueño y habla a través de símbolos.

Resistir es recordar.