La vida de algún modo es como una partida de ajedrez; hay muchos movimientos posibles, pero nada bueno ocurrirá a menos que sepas aprovechar la jugada. 

Esto es lo que le ocurrió al actor Carlo Felice, quien se trasladó a España para escapar de la crisis política y económica de Venezuela y empezó a estudiar Periodismo y Arte Dramático en Madrid, y se encontró moviendo sus peones y alfiles en la dirección correcta.

El latino, que se define a sí mismo como un actor “excéntrico, formado y versátil”, tuvo su oportunidad al convertirse en el asistente portugués del Rey Alfonso VI en la serie española Águila Roja, pero su gran torneo internacional lo ha librado en Estados Unidos, como miembro del reparto de la popular Gambito de Dama. En la serie, comparte pantalla con la actriz Anya Taylor Joy (The Witch, 2015), quien encarna a una joven huérfana, Beth Harmon, con una habilidad prodigiosa para el ajedrez y buen rosario de adicciones. 

Aunque en el papel de Felice en la serie es pequeño -interpreta al campeón brasileño de ajedrez Octavio Marenco, que se enfrenta a Harmon en su primer torneo mundial en Ciudad de México-, sus dotes interpretativas no han pasado desapercibidas, y sólo es el comienzo de un montón de buenos movimientos del venezolano al estrellato hollywoodiense. 

Hijo de la conocida cantante venezolana Filomena Napolitano, Felice, de 26 años, ha vivido la cultura desde la cuna. “Mi padre nos llevaba mucho al teatro”, recordó el actor a EFE.

Antes de aterrizar en Madrid, Carlo se formó en la Escuela de Teatro musical de Magno Producciones, en Venezuela, y participó en musicales como CLAP y Como Ariel, y en la serie de televisión Válgame Dios. 

“La verdad es que trabajar para Netflix es como el sueño ahora de todo actor, así que cuando me dieron el papel no me pude más que emocionar de la alegría. Es verdad que es pequeñito, pero lo suficiente como para hacerme un hueco dentro de esta industria y con esta plataforma”, aseguró.

Para preparar el casting que le dio entrada a Gambito de Dama, el venezolano tuvo que aprender algo de portugués, aunque en la serie española Águila Roja también coqueteó con el acento luso. 

Ahora Felice se encuentra inmerso en convertir en largometraje uno de los cortos que realizó en la etapa de su vida en que residió en Berlín, alternando trabajos alimenticios con el cine independiente. También ha grabado el capítulo piloto de una nueva serie juvenil para Alemania y está centrado en crear un espacio para enseñar arte dramático a los niños.

“Básicamente un espacio donde yo y mis amigos podemos currar para el barrio donde vivimos y siempre en pro de la cultura, que tanta falta nos hace ahora”, concluyó.